No me había percatado antes de lo grande que era ese camino, miré por el retrovisor y no vi carro alguno... Volví a mirar, parecía que venía corriendo algo a una distancia alejada de mí, corría en cuatro patas y era de un color café. Me dije a mí mismo que tal vez era un venado (una justificación estúpida pues aquí no hay venados), sí, eso era lo más lógico, o al menos lo que quería creer...