Dicen que las mejores cosas llegan con el tiempo, que debemos ser pacientes y saber esperar. Sin embargo,existimos algunos pocos afortunados a quienes lo mejor no nos hizo esperar.
Yo no esperaba absolutamente nada de la vida,siempre fui alguien solitaria, no tengo familia ni en el sentido emocional ni fisico de la palabra y bueno ¿como tenerla si murieron hace mas de 400 años? Amigos tampoco poseo,mi condición no lo permite.
Voy por el mundo buscando un proposito,he visto nacer y morir familias enteras con todas sus generaciones,he vivido la adaptacion a cada era, he usado mis habilidades en perjuicios o beneficios siempre a mi conveniencia,y teniendo tanta vida pasada y toda una eternidad por delante,sigo sin poder encontrar nada igual a su poder sobre mi. Él y solo el. Mi maestro,mi creador.
Aun recuerdo el dia que lo conocí.
La vida era rosa y sin preocupaciones. Yo era una dulce niña,la hija menor de una familia de clase media alta. Mi padre,quien era el dueño de una hacienda cafetalera,se codeaba con algunos de los hombres mas ricos y poderosos,quienes acudian en su búsqueda como posibles compradores del mejor cafe de la Nueva España,el nuestro. Todos pasaban desapercibidos a mi vista,quienes al verme jugar con mis 8 hermanos,comentaban a mi madre y a mi padre,lo hermosa que era,pero uno de ellos,especialmente apuesto,gustaba de acariciar mis mejillas y darme un presente cada vez que visitaba la hacienda. Su nombre era Jose Ricardo de Antillana. Un adinerado y poderoso hombre joven de origen español peninsular. Nadie sabia nada de el mas que su origen,y ni siquiera mi padre quien era muy allegado a el,pudo preveer lo que sucederia, 3 años despues de que este hombre tan misterioso llegará a nuestras vidas.
Un dia de aquellos tantos, cuando yo contaba con 10 años de edad, mi padre organizo una gran fiesta para ofrecer como casadera a mi hermana Eleonor. El acontecimiento fue magno,y como era de esperarse,mis padres anhelaban que Don Jose Ricardo la desposara,no conseguían un mejor partido para ella. Se llevo a cabo la celebración, y mientras el vals sucedia al centro de la pista... ¡Por dios que recuerdos! Don Jose Ricardo,se retiro del salon para dirigirse al jardin,donde por azares del destino,yo me encontraba.
Aun recuerdo su silueta alta y oscura acercarse a mi,portaba un sombrero de copa y una gabardina que le llegaba al piso dejando entre ver su fina ropa y la seda brillosa de su pañuelo rojo. Con una velocidad embelesante,me tomo del abdomen, y planto un delicado beso en mis infantiles labios y antes de que yo pudiera reaccionar,con dicho pañuelo rojo fui amordazada,el me cargo en brazos y nos fuimos a toda velocidad en su carruaje.
Fueron muchas horas o quizá dias en los que solo recuerdo ver por las cortinas del carruaje paisajes boscosos y escuchar a lo lejos una voz conocida,profunda,varonil pero ahora temible. En algun momento,fui bajada del carruaje cubierta en una manta para transbordar a un barco,donde al fin me reuní con mi captor... El ultimo dia de mi vida humana, jamas lo olvidare.