Capítulo 8

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Al llegar a casa no tengo ganas de hacer nada, así que me tumbo en la cama hasta quedar profundamente dormida, sinceramente, creo que me gusta tanto dormir que podría estar días seguidos sin despertarme .

Pero por desgracia, una hora después mi padre me despierta para ir a los ensayos del coro de la iglesia, que empiezan a estar activos después de todo el verano.
No es que me guste mucho cantar, y menos si es delante de toda la iglesia en un coro de gente demasiado religiosa para mi gusto, pero lo hago por mi padre, ya que mi madre era la que ocupaba este puesto en el coro antes de fallecer, y el me pidió que la sustituyera.

Me cuesta despegarme de las sabanas, y pasa más de una hora hasta que ya estoy completamente vestida y aseada, por suerte mi padre sabe cómo soy y me despertó lo suficientemente pronto como para que me de tiempo a coger el autobús y llegar a la iglesia.

Al llegar a la parada me encuentro muy sola, así que saco la música de mi bolsillo y me sumerjo en las letras de las canciones, diez minutos después llega el autobús y junto a él un viaje muy desagradable ya que dentro del autobús viaja el grupo de los "populares" del instituto.

Intentó situarme lo más alejada de ellos, pero de nada sirve ya que dos de ellos se acercan a subirse un poco la autoestima a mi consta.
Lo primero que hacen es fijarse en mi colgante con una cruz.

- Murph (esa soy yo) si dios es tan real como dices ¿por qué no te consigue un jersey nuevo?

-No se, igual está demasiado ocupado buscándote un cerebro.

Al instante me arrepiento de lo que he dicho, ya que seguramente se enfade mucho y quiera pegarme, pero no, nada ocurre, simplemente se ríen y vuelven a sus respectivos asientos.

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