Smile

904 130 38
                                    

No hay nada.

Es un poco gracioso de decir, pero la tercera vez no hay absolutamente nada.

Suho espera dolor, decepción, cualquier cosa con la cual pueda flagelar su ya herida autoconfianza, pero su cabeza se encuentra tan absolutamente sumida en la preocupación, por primera vez experimenta algo parecido a la ira, pero no aquella que viene cuando siente que han traicionado su confianza, no aquella que aparece luego de un día lleno de injusticias. No, es esa ira que proviene desde la impotencia misma de ver algo muy hermoso y frágil destruirse delante de sus ojos, incapaz de estirar las manos para contenerlo.

— Tienes que borrar eso.

En algún momento de la tarde habían terminado completamente solos en el departamento, la molestia del niño sentado a un lado del menudo cuerpo del líder iba en aumento conforme el reloj se movía hacia la derecha. Su primera víctima habían sido los zapatos apilados en la entrada de uno de los menores, les había dado un golpe con el pie, quejándose sobre la incapacidad de orden, logrando que todos se encogieran ante su voz profunda y pesada. Luego vinieron los portazos, silbidos agudos que terminaban en un estruendo que amenazaba con reventar los goznes y dejar con entradas giratorias todas las habitaciones.

Y finalmente vino el tecleo.

Golpes violentos a la pantalla de su teléfono celular, sus pulgares acuchillando cada letra como si de ese modo pudiese herir al tercer miembro que abandonaba el grupo en menos de un año, intentando desesperadamente expulsar toda la ponzoña que corría por sus venas y quemaba sus brazos dolorosamente.

Pero no quería eso para él, no quería que estuviese de ese modo.

No quería verlo hundirse.

— Borra eso, Chanyeol.

Su voz sonó ligeramente más segura de sí, la vez anterior un ligero temblor, una ascensión temblorosa a la mitad quitó toda la autoridad de la orden y la imagen continuó allí brillante y latente en la red social. Sólo en ese momento se ganó su atención, el chico giró su cabeza apenas un segundo para enfocarse en él, sus ojos enrojecidos e hinchados, como si estuviese recién despertando, como si las lentillas estuviesen nublando su vista, pero Junmyeon está seguro que aquello no puede estar sucediendo, las gafas que el rapero usa para descansar están sobre la mesa de centro junto a su botella de agua desde hace más de media hora. Su semblante se sacude al comprobar que realmente está conteniendo las ganas de llorar, y es que ese gigante es un enorme bebé sensible.

Es imposible no sentir que se le parte el alma.

Su cara se frunce de un modo que siempre le han recomendado que evite, al parecer pierde su atractivo principesco cuando eso sucede, pero desde hace un tiempo en parte, no se preocupa más por eso, porque Chanyeol siempre le ha mirado como si fuese un tesoro invaluable; lo hace siempre que busca su atención en el Aeropuerto, moviéndose entre la masa de personas hasta que da con su cintura, entonces se detendrá satisfecho en la fila, su mentón presionado en su cabeza de una forma ligeramente dolorosa pero que se niega a impedir porque aquello se siente terriblemente bien, no hay modo alguno que no se pueda sentir protegido por ese gigante de más de metro ochenta.

Pero en momentos como esos, el rapero se siente pequeño, sumamente diminuto y vulnerable.

Su nariz frunciéndose en un gesto poco habitual, pero que le recuerda al líder en dónde se está metiendo. Porque ese chico es todo emociones, reacciones exageradas de risa, tristeza y enojo.

— Te vas a meter en problemas, borra esa fotografía.

Comentó con voz suave, moviendo entonces su mano hasta el móvil del más alto, presionando sus dedos alrededor aunque su piel entró en contacto y sus ojos de inmediato se alzaron para encontrarse, parpadeando rápidamente por la sorpresa, Chanyeol resistió un segundo antes de dejar ir su teléfono, entonces el líder aprovechó de girarse, borrando la fotografía que ya estaba llena de corazones y comentarios de fans que se enardecían en bandos contrarios.

Don't cry.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora