Pain

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  ¿Cuánto había pasado desde la salida de Yifan?, ciertamente había perdido la noción real del tiempo, el dolor provocaba que las semanas se tornasen años y en un momento dado el tiempo dejó de tener importancia, hasta ese preciso momento. ¿Tres meses, cinco meses? Necesitaba tomar un calendario para comprobar el tiempo transcurrido, pero poco tiempo le quedaba entre reuniones y calmando a los niños.

Nuevamente estaba herido, nuevamente se ponía en cuestión su trabajo como líder del grupo, ¿Qué estaba haciendo mal que no podía retener a su novio y mucho menos a un compañero? Miles de interrogantes cruzaban su cabeza y por primera vez en mucho tiempo fue Junmyeon quien tomó las riendas de su trabajo, quien respondió con una sonrisa cordial a todas las preguntas, mientras Suho se cobijaba en un rincón de su mente, completamente herido, asustado, perdido.

¿Por qué su cabeza era tan auto-destructiva?

No dejaba de pensar en lo débil que podía llegar a sentirse, en lo insuficiente que realmente era, y así su mente le fue torturando a lo largo del día, no tenía fuerzas para llegar a casa y observar el rostro nuevamente dolorido de sus chicos, por lo que apenas se vio libre de las reuniones en la empresa huyó de forma silenciosa a una cafetería, quizás era su forma de mantener su pecho cálido aun cuando todo el resto de su ser no lo estaba.
Pidió un americano, nada demasiado elaborado, le puso dos pequeños sobres de azúcar y observando por el extenso ventanal hacia afuera permitió que se enfriara un poco, mientras observaba el ir y venir de las pocas personas que parecían preocupadas de llegar a tiempo a sus casas, metidos en sus propias cavilaciones, quizás sin comprender siquiera lo mucho que ese chico sentado al otro lado del vidrio, con gafas solares y una bufanda larga de color rojo que apenas descendía para dar cortos tragos a su vaso de cartón, estaba sufriendo. Porque nadie parecía entender lo difícil que era para Suho entender que su esfuerzo había sido en vano, que sus compañeros deseaban marcharse desde hace mucho tiempo, que no habían tenido la confianza de comentarle, de buscar una solución a sus motivos, sino que sencillamente un día habían deseado marchar.

¿Cuántos más? ¿Quién sería el siguiente?

Interrogantes tales se aglomeraban en su cabeza, Luhan siempre tenía una sonrisa para todos, pero se había marchado, acaso ese brillante Yixing también sufría en el fondo y sería quien los dejase en unos meses, ¿O sería alguno de Corea?, JongDae tenía una voz asombrosa que la empresa no parecía muy propensa a estimular. ¿Él también estaba sufriendo por ello?

Podía estar compartiendo sus inquietudes con alguien más, pero sabía que eso era igual a convertirse en una molestia, era cargar con más peso a alguno de sus compañeros, cosa que jamás se perdonaría.

Por eso le agradecía, le agradaba el silencio cómodo que el más alto le regalaba siempre que lo necesitaba.

Porque ese niño, ese estúpido y torpe niño era el bálsamo perfecto para su mente cansada. Por lo que apenas puso un pie dentro de casa se dirigió hasta aquella habitación, era bastante tarde y no esperaba encontrar a nadie en pie, y así fue como cruzó el camino, sin ningún retraso. Incluso Chanyeol dormía.

Estaba encogido de una forma un poco cómica en la cama, para los centímetros que cruzaban desde sus pies a su cabeza era bastante raro que durmiese tan encogido sobre sí mismo, su cabeza estaba hacia un lado, cubriendo gran parte de sus ojos con el largo y desordenado flequillo, respiraba de forma profunda por la nariz en un ligero ronquido y mantenía su boca entreabierta, amenazando con ponerse a babear en cualquier segundo. Aquello le hizo reír, con suavidad, buscando no despertar al chico, porque era aquello lo que le gustaba de él, la felicidad casi pura que le transmitía, esa simpleza de su ser que sólo Chanyeol poseía y que le hacían entender que Junmyeon iba a estar bien, quizás Suho estaba cansado, estaba herido, pero había una parte de él resguardada, incapaz de ser herida si se mantenía con ese niño alrededor.

Yifan todavía dolía, una parte muy profunda e irracional de él aún le quería, aún deseaba encontrar un mensaje silencioso en su móvil, una llamada, algo que le asegurara que todo el tiempo a su lado no fue en vano, que no gastó su tiempo amando, que no fue engañado. Pero la otra parte le pedía a gritos detener esas esperanzas vanas.

Con cuidado se subió a la cama, apoyando una de sus rodillas primero para poder deslizarse silenciosamente entre los brazos del más alto, buscando de esa manera cobijarse a sí mismo y así no tener que despertarle, pegando su espalda al pecho del menor antes de cerrar los ojos.
Pero el agarre firme sorpresivo del ajeno, quien movió sus brazos rápidamente a abrazarle desde la cintura y enlazando sus brazos en su estómago, le obligó a volver a abrirlos, un suspiro pesado dejó escapar el chico detrás de él antes de enterrar su rostro en el cuello de su líder, acariciando esa zona con su nariz antes de sonreír, su mente divagaba entre la realidad y el sueño, así que si bien comprendía que Junmyeon había llegado y que estaba tumbado con él, su cuerpo no parecía responderle como esperaba o no lo percibía así.

Con una sonrisa el mayor palmeó ambas manos unidas, con cariño, y acomodándose de mejor forma para que fuese cómodo para ambos volvió a cerrar sus ojos, comprendiendo que el chico no estaba del todo despierto o habría comenzado a parlotear.

Quizás no tenía con seguridad a todos sus miembros en una sola línea de pensamientos, quizás ninguno iba a ser capaz de mencionar cuando desease marcharse, pero al menos tenía la certeza que ese niño jamás iba a ser capaz de mentirle, de engañarle, era su mástil firme y fijo del cual podía asirse cuando todo parecía caer a su alrededor. Y si bien a Suho le tomaría un tiempo volver a tomar confianza en sí mismo nuevamente, Junmyeon estaba seguro, protegido por esos largos y firmes brazos que le pegaban de forma casi asfixiante a su pecho.

Chanyeol ya encontró todos los pedazos y sólo le queda colocarlos cada uno en su lugar.  

Don't cry.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora