Capitulo Ocho

39 2 1
                                    


- ¡Fran!, ¡Fran!, ¡Vamos despierta! -alguien grito mientras movía a Francesca.
Francesca escuchaba una voz desde lejos, pero la chica tenia demasiado sueño como para tener todos sus sentidos activados. Hasta que... empezó a sentir que un olor a humo y madera quemada entrar por sus fosas nasales, y le empezaban a picar los ojos.
Inmediatamente se puso en alerta y se despertó, activando todos sus sentidos.
El que estaba gritando era Michael, quien tenia una cara de pánico.
- ¿Que sucede? -pregunto alterada Francesca.
- ¡La casa esta en llamas! -grito su hermano- ¡Ya fui a avisarle a papa, no sabemos como se produjo si son las 3:00 de la mañana! -exclamo desesperado.
- ¡Tranquilo! -exclamo Francesca- Todos estaremos bien, no tenemos por que preocuparnos -dijo la chica levantándose de su cama.
- ¡Chicos! -grito el padre de los mellizos.
- ¡Papá! -gritaron los hermanos al unísono- ¡Estamos acá! -volvieron a gritar.
Al instante, apareció un señor joven, alto, con el pelo castaño oscuro, los ojos azules y una piel un poco bronceada. El padre de los mellizos, Thomas Baudelaire.
- ¡Vamos! -grito Thomas- Ya abrí todas las puertas, su madre fue a llamar a los bomberos!, pero ¡Tenemos que salir de aquí lo mas pronto posible! -exclamo el señor Baudelaire.
Los mellizos se miraron entre si, se tomaron de las manos y salieron rápidamente junto a su padre de la habitación. Cuando llegaron a las escaleras se encontraron con una mujer alta, pelo negro, blanca y ojos azules. Jessica Baudelaire, la madre de los mellizos y esposa de Thomas.
- ¡Niños!, vengan tenemos que salir lo mas pronto posible -dijo la madre asustada.
Los mellizos bajaron rápidamente por la escalera, con cuidado de que esta no se desprenda, ya que estaba un poco suelta por las llamas que estaban en el primer piso llegando al segundo. El padre de los mellizos iba detrás de ellos procurando que no les sucediera nada y la madre de estos, detrás de Thomas, un grave error, ya que cuando los mellizos junto a su padre bajaron de la gran escalera, un pedazo de esta se rompió, justo donde había pisado Jessica, provocando que esta se caiga.
- ¡Mamá! -gritaron los mellizos con miedo.
- ¡Jessica! -grito el padre de los mellizos.
Thomas se acerco rápidamente a la escalera, cuando iba a llegar al escalón donde se encontraba la madre de sus hijos, se rompió una gran cantidad de escalones.
- ¡Estoy bien! -grito la madre de los mellizos- ¡Saca a los niños de la casa!, tienen que salir sano y salvos, cualquier cosa que me pase mientras salen -hizo una pausa- ¡Niños!, quiero que sepan... que los amo con todo mi corazón, son una de mis únicas razones de vivir y seguir luchando ademas de su padre!. ¡Si me sucede algo... quiero que me prometan que se cuidaran el uno al otro, si se pelean, no importa... sigan cuidándose. Son hermanos y tienen que estar juntos, ¿De acuerdo? -grito Jessica.
- De acuerdo -dijeron los mellizos llorando por la desesperación.
- ¡Los amo mis niños!, ¡Cuídense! -grito la madre de los mellizos.
- ¡Nosotros a ti! -gritaron los mellizos.
- ¡Llévatelos rápido Thomas!, o será muy tarde -grito la señora Baudelaire.
- ¡Volveré por ti!, ¡Te amo Jessica! -grito el señor Baudelaire con los ojos llorosos.
- ¡Y yo a ti Thomas! -grito Jessica con la voz llorosa.
Thomas Baudelaire se dio media vuelta y bajo nuevamente de la escalera, solo que esta vez corriendo sin importar nada, quería que sus hijos estuvieran sanos y salvos, como dijo su esposa.
Al salir de la casa, Thomas dejo a sus hijos en la calle de al frente 6 se agacho a la altura de sus hijos de 7 años.
- Cualquier cosa que pase, quiero que se cuiden... se tienen el uno al otro y eso es mas que suficiente, si tienen algun problema como que alguien los molesta, recuerden -dijo Thomas- nadie se mete con un Baudelaire -pauso con una sonrisa- y como dijo su madre, al igual que ella son mis únicas razones de vivir ademas de su madre -pauso- Los amo mis pequeños traviesos -dijo Thomas rompiendo en llanto mientras abrazaba a su hijos.
- Te quiero mucho papi -dijo Francesca llorando.
- Yo también papá... -dijo esta vez Michael.
Thomas les dio un beso en la frente a cada uno, los observo por unos segundos y se encamino a su casa, a buscar a su esposa.
- ¡Los amo pequeños! -grito su padre.
Se dio media vuelta con una gran sonrisa y volvió a entrar a su mansión que en esos momentos se encontraba mayormente en llamas.

Una Muggle... Del Futuro? (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora