Prólogo

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La guerra habia terminado, pero no sin casualidades. Polvo abundaba en el campo de batalla, sobre las ciudades y los refugios. Polvo que no seria esparcido, como dicta la tradición, sobre los objetos mas queridos de los monstruos caídos, sino sobre las túnicas y cuerpos de los soldados humanos.
La guerra habia terminado, pero aún quedaban asuntos por resolver. Asgore se dirigía al castillo humano para firmar una constancia de paz , y aceptar las condiciones que los vencedores , purgadores de la amenaza que los monstruos suponían, exigían a cambio de no extinguir la raza.
El imponente castillo de piedra del bando ganador contaba con una guardia igualmente inquietante. Los perros de la guardia real de Asgore metieron la cola entre las patas apenas se acercaron a los soldados humanos resguardando el castillo, dos de los cuales abandonaron sus puestos de vigia para abrir la puerta y llevar al Rey de los monstruos a la sala de negociaciones.
Un hombre , de cabello negro en forma de casco, tez canela y una corona en cabeza, los saludó amablemente. Sus dos acompañantes, similares y armados, les otorgaron una mirada amenazante. El miedo del grupo de monstruos era palpable
El rey humano ofreció a Asgore su más fina infusión, y este la aceptó inmediatamente.
Entonces el rey victorioso comenzó el diálogo:

-No he perdido un solo hombre en esta guerra. Ninguna mujer tampoco. Ni siquiera un niño.
Son demasiado débiles para hacerse con una sola alma humana. Y sin embargo estan tan dotados de otros talentos, que seria un desperdicio acabarlos a todos, ¿no es así?. Son una amenaza , pero no son peligrosos. ¿No es esto algo irónico?

Asgore miró su taza de té unos segundos antes de responder:

-Efectivamente, sería un desperdicio acabar con la vida de tantos monstruos con talento en las artes mágicas.

Asgore habia decidido ignorar la última frase del Rey humano. Este se percató, pero tuvo la delicadeza de no repetir la pregunta.

- Exactamente... Y entre ustedes tengo entendido que existe una raza excepcional en el uso de magia y en su longevidad. Monstruos que se pueden considerar... Inmortales.

La habitación cayó en un silencio absoluto, creando una atmósfera tensa sobre la sala de negociaciones. Asgore tragó saliva y replicó:

-Asi es... Monstruos jefes, la realeza de nuestra raza. Mi especie. Creo que sería prudente dirigirnos al tema central cuanto antes.

El rey humano sonrió.

- Pues verá , su alteza , no podria permitir que una especie poderosa y de edad ilimitada se... reproduzca. Podria significar un verdadero problema si la población de esta especie aumentara...

El hombre dejó que la idea se asentara en la cabeza del mounstro cabra. Los perros no entendian completamente lo que el humano habia implicado, pero sin embargo su pelaje ya se erizaba y su sangre corría más rapida y ardiente por sus venas.
Asgore les acarició la cabeza a cada uno.
El Rey humano prosiguió.

- Entonces, ¿Qué dice si acabamos esta matanza sin sentido y dividimos nuestros mundos? Ningun monstruo más morirá, ni por mis soldados ni por fanáticos. Solo se necesita su aprobación y ... Un pequeño sacrificio por parte de la realeza.
Usted mejor que nadie sabe que mantener la seguridad y felicidad de la plebe es deber del Rey. Firme esta constancia y ambas estarán aseguradas.

Asgore tomó un último sorbo a su infusión. Mantuvo el sabor dulce de esta mientras firmaba el tratado. Estaba hecho. Mandó a sus guardias a casa con un mensaje, diciendo que no regresaría esa noche y que se convoque a los monstruos a una audiencia en el reino humano al dia siguiente. La paz se habia logrado.
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Al dia siguiente la plaza rebosó de monstruos, que junto a la Reina Toriel habian acudido al llamado. Soldados humanos rodeaban la plaza evitando la entrada de fanáticos anti-monstruos.
La iglesia de la ciudad tocó las 12 campanadas y los reyes humano y monstruo subieron al estrado, juntos , dando el vocero real humano un discurso sobre la paz y la victoria , sin bajas, de los seres humanos. Y del peligro
que cada monstruo suponía. Y del poder de los Mostruos Jefes.
Dichas las últimas palabras del vocero , Asgore se arrodilló.

-Perdonenme, todos. Perdoname, Toriel. Era la única forma.

La cara de desconcierto general de los monstruos cambió a una de pánico a medida que el verdugo se acercaba al lugar donde yacía el rey arrodillado.
Los soldados monstruo mas avezados se lanzaron a detener al verdugo, pero fueron detenidos fácilmente por los guardias humanos.
El verdugo se colocó al costado de Asgore y lo miró con odio , y luego esbozó una sonrisa de placer al ser él quien iba a matarlo. El hacha hizo un ruido metálico al cumplir su cometido. El polvo se esparció sobre los mantos reales.
Los monstruos fueron encerrados en la cueva de una montaña.

Underless: AsgoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora