Una cuerda abraza mi cuello. Marca una gruesa línea alrededor. Una mochila llena de piedras estrecha el poco espacio de tráquea que quedaba abierto. No respiro. Aguanto la respiración hasta caer completamente desmayada. La vida se me escapa de las manos. Asfixia. Pesa. Mi cabeza echa a volar lejos, comienza a imaginar una bonita vida que no termine con ese desenlace, empezamos con mi nacimiento. Esta vez yo era una hija esperada, no un preservativo roto, no nazco en una familia rota, nadie me da en adopción y voy a parar a una familia que no me quiere. Esta vez todo cambia. Mis padres lloran cuando el médico me deja sobre sus brazos, me dan amor, cariño y cuando llega mi cumpleaños es una fecha para celebrar, para recordar. Conforme crezco mis cumpleaños van siendo mejores. Mi primer gran amor es correspondido. Me convierto en alguien especial dentro de la vida de la gente que me rodea. Me convierto en O2 , un elemento necesario para todo ser vivo. A los 5 años tengo un perro, el perrito más cariñoso del mundo, que me da amor siempre que quiero, el perrito más cariñoso del mundo. Toda esta vida de mierda cambia. Al final muero de vieja después de haber tenido una vida maravillosa en todos los aspectos, buen trabajo, amor, familia y salud. Nada más se necesita si lo que quieres es ser feliz y estar satisfecho en tu vida.
Todo esto se desvanece, la luz al final del túnel también huye de mi, corre como el tiempo que se me escapa entre las manos. Alzo con mi último aliento la mano derecha, agarro la cuerda y con la poca fuerza restante, elevo mi cuerpo hasta sacar la cabeza de la soga, caigo al suelo. Lágrimas deslizan mis mejillas. "Hay que luchar, no te rindas tan fácil", me dice mi cabeza. Rendida caigo en el suelo. Comienzo a pensar. Solo un nombre resuena en mi cabeza, el tuyo. Solo una sonrisa aparece cuando la luz del final del túnel finalmente ya se ha ido, la tuya. Solo un cuerpo quiero acariciar con la torpeza de mis dedos, el tuyo. Solo quiero ver a una persona. Tú. Solo una persona consiguió que pensase en sacar la cabeza de la soga, poner el freno en esta cuesta abajo, pisar el embrague a fondo, poner primera con dos movimientos de muñeca, pisar poco a poco el freno. Y al final el amor es esa morfina que hace que nuestros dolores desaparezcan, que la muerte sea menos dura, porque cuando compartes tu vida junto a la persona que has querido, no te duele tanto tener que irte. Ahora iré a mi sastre para que cosa mi alma rota, y ese sastre eres tú. Con cada puntada de aguja, con cada beso, tatuaremos una sonrisa en nuestras vidas.