Abrí mis ojos perezosamente, un brazo me agarraba de la cintura y me mantenía pegada a la cama. Con cuidado giré para quedar de cara a mi novio, aún dormido. Sonreí de costado cuando mi miró por el rabillo del ojo.
-Hola- musitó. Me acerqué más a él, escondiendo mi cara en su pecho, aspirando su aroma.
-Hola- dije dándole un pequeño beso en medio de su pecho desnudo.
-¿No se supone que él que te besa en esa parte soy yo?- dijo con voz adormilada haciéndome soltar una risita. Volví a cerrar mis ojos hasta que una de sus manos bajo la suficiente como para hacerme sentir vagamente exitada, apretando con dulzura y deprabación mi trasero.
-Travis, en la noche lo hicimos- dije con una sonrisa, manteniendo los ojos cerrados. Él aumentó su toqueteo, recorriendo con la punta de su dedo la parte trasera de mi pierna izquierda. Solté un leve gemido, él me miraba fijamente- Mmm... tal vez podamos quedarnos en cama un rato más...
Él atrapó mis labios en un salvaje beso, que fue subiendo de a poco de tono hasta convertirse en una lucha incontrolable e impredecible de lenguas. Nos separamos por falta de aire y me relamí los labios, todavía queda un poco de labial sabor cereza que me heché anoche. Acerqué mi boca hasta la de él, lista para volver a besarlo cuando mi celular suena. Lo dejé sonar, pero cinco segundos después de que terminara volvió a sonar. Maldecí por lo bajo antes de apretar el botón "contestar" mientras que Travis me miraba con el entrecejo fruncido.
-¿Qué?- dije de mala manera.
-Parece que he interrumpido algo importante- bromeó mi padre desde el otro lado de la linea, solté un bufido, no estaba de humor para sus chistes aburridos que tenían que ver con mi persona.
-¿Qué?- repetí, molesta.
-Necesito conversar contigo. Ahora
-No sé si pueda...- dije viendo fijamente a Travis.
-Cadie, Ahora es AHORA, ¿comprendes? No quiero repetírtelo.
-¿Te veo en tu oficina en cuarenta minutos?- dije resignada.
-Preocúpate de venir presentable y no como prostituta, ¿quieres?
Corté antes de que pudiera seguir criticándome. Solté un suspiro y volví a recostarme al lado de Travis.
-¿Quién era?- preguntó, besando mi cuello con delicadeza.
-Mi padre...- dije, aguantando un gemido mientras él hacía ese acción.
-¿Y qué quería?- preguntó, ahora pasando de vez en cuando su lengua por mi cuello.
-Quería que fuera a verlo, voy a ir como en... treinta minutos- dije despreocupada. Travis asintió levemente.
-Mmm... tiempo suficiente para mí, ¿tú que dices?- dijo con un cierto aire de niño inocente, sonreí mientras me retorcía de placer.- ¿Sabes que es lo que más me gusta de tí?
Negué con la cabeza, él se subió arriba de mi.
-Que conosco todos tus puntos debiles, preciosa. Y además...- dijo sensualmente en mi oído haciéndome estremecer.- Son muy divertidos de complacer.
Se irguió en mi estómago, con cuidado de no aplastarme, y sonrió, listo para volver a besarme.
Mi celular volvió a sonar, mierda.
-¡¿Qué?!
-Te necesito AHORA, Cadie, no en cuarenta minutos.
-¡VOY, YA, YA, YA!
Miré a Travis desilucionada.
-Será para otro día, cariño- dije levantándome- Ahora tengo que ir... a ver a papá.
Entré al baño y me miré al espejo, no hacía falta despojarme de mi ropa ya que Travis ayer se había encargado de eso. Miré mi estómago y fruncí el ceño, pronto necesitaría volver al gimnacio. Me saqué el maquillaje que me quedaba y me metí a la ducha, el agua caliente relajando mi piel. Salí luego de unos siete minutos envuelta en una toalla blanca. Mi novio se había ido y en su lugar había una nota: "Fue a la univercidad. Te ama para siempre, Travis". Sonreí por dentro.
Luego de estar un buen rato tratando de decirdirme sobre qué ponerme, agarré unos jeans azul marino, una camiseta blanca que decía "I'm need you... and a cat" que tenía la parte debajo de los brazos suelta y larga, hasta la mitad de la espalda, tacones bajos de plataforma azules y un par de lentes de marca negro. Agarré mi celular, mis llaves y bajé.
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-Busco al Sr. Scott- dije con una sonrisa a la secretaria, ella asintió y se puso a teclear.
-¿Cadie Scott?- preguntó mirándome raro, asentí.- Pasa, el Sr. Scott te estaba esperando.
Noté que ella me siguió con la mirada hasta que me perdí en el pasillo. Papá estaba de espaldas a mí, mirando desde su cómoda silla de cuero la ciudad con recelo, como si cada lugar fuera algo de su propiedad. Toso falsamente para hacerle notar mi presencia. Él clavó sus fríos ojos en mí, haciéndome sentir indefenza por momentos.
-¿Qué sabes de mi trabajo, Cadie?- preguntó. Me removí en mi asiento.
-Es... interezante, supongo.- dije con una falsa sonrisa- se conocen muchas personas distintas y... se gana dinero.
-¿Y qué sabes de tu actitud?- dijo. Fruncí el ceño.
-¿Qué tiene que ver MI actitud con tu trabajo?- pregunté molesta. Él sonrió mientras se encogía de hombros con aire inocente. De pronto, su cara se ternó seria y se inclinó hacia mí.
-Me han contado que has sido una niñita mala, pequeña- dijo mientras se acariciaba la barbilla, apreté mis puños.
-¿Me haz estado espiando?- gruñí, él no tomó en cuenta mi comentario.
-Sabes muy bien que acostumbro castigar los malos comportamientos- dijo, volviendo a mirar a la ventana.- Aunque... tengo otra idea.
Arqueé una ceja, mientras que él volvió a mirarme fijamente.
-Resulta, querida- comenzó- que he querido hacer negocios desde hace un tiempo con mi mayor competencia, pero ellos se han negado ya que el dueño no quiere hacer tratos con nadie.- su mirada se ensombrió- No puedo permitir que alguien que no tengo como socio sobreviva mucho tiempo, ¿comprendes? A menos que...
-¿A menos qué...?- pregunté clavando mis uñas en las palmas de mis manos para evitar desmayarme por los nervios.
-A menos que él quiera hacerse mi socio- dijo, mi tomó de la mano- Y ahí entras tú, hija.- lo miré extrañada, él solo sonrió- Quiero que seduscas al hijo del dueño.
-¿Perdón?- pregunté, quitando su mano de la mía- ¡Tengo novio, y lo amo! ¡Me niego a degradarme!
-Oh, vamos, ¡No te hagas la santa!- dijo levantándose. Me apuntó con su dedo- ¡Se de buena fuente que adoras el sexo y las fiestas, Cadie!
-¡Sí, lo hago, pero no para prostituirme!- gruñí- ¿Qué pasa si no quiero?
-Simple, te dije que haz sido una niña muy mala y te mandaré a un internado donde te pondrán derecha, tu eliges.
Apreté los dientes. ¿Hacerme de prostituta o terminar como monja?
-Acepto- dije de mala manera, él sonrió, satisfecho- Con mis términos.
-Habla.
-El primero, no quiero que Travis se entere de esto- dije seria, él asintió- el segundo, no quiero que interfengas- dije, la garganta me empezó a picar- y el tercero, solo será por un año. Después yo quedaré libre de todo esto y no volverás a pedirme ningún favor ni a hablarme.
-Hecho.
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|Seduciendo al enemigo |
Novela JuvenilCadie Scott, una chica sociable y rebelde que adora las fiestas, los vicios y el sexo, y eso su padre, un importante empresario reconocido por toda Europa dueño de Green's INC., lo sabe. Le pone a Cadie dos opciones, la primera, irse a un internado...