Un segundo. Un segundo para ver desvanecerse el alma que me llena y me completa
Un segundo que vi la muerte delante de mis ojos.
Un segundo que la perdí y el dolor me consumió.
Ella, mi amiga, mi alma, mi encaje imperfecto, mi pieza de puzzle abandonada sin dueño. Ella, la del hermoso cuerpo, la que acuna mi mano y me hace sentir una amiga perfecta
Ella, mi amiga, casi muere un domingo de mayo y yo solo miré sin poder hacer nada.
Me acerqué y vi sus ojos inertes, sus ojos al fin pedían ayuda, sus ojos parecían vacíos, amnésicos.
La vi arrinconada
Creí que todo su cuerpo se había truncado, se había despedazado.
Necesitaba que la sacaran de allí
La necesitaba de vuelta.
No sé cómo ni por qué
Debía quedarle mucho por ver y vivir
Quizá si hay algo ahí arriba para algunos
Quizá su manía de rezar antes de dormir le sirvió
Quizá la bendición de su abuelo la salvó
Yo no sé qué fue lo que la salvó.
Pero volví a abrazarla
Volví a sentir a mi amiga conmigo
Volví a ver vida en esos ojos