Capítulo 1

15 2 0
                                    

- Lara, necesito que te pongas ahora mismo con los preparativos de la comida de el sábado con los Díaz, ellos nos han ayudado mucho a ser popularmente reconocidos en la ciudad - Dijo Aurora con tono fírme.

- Ahora mismo me pongo con ello señora - Confirmó Lara sin pensárselo un segundo. Aunque la familia estuviese contenta con su trabajo, nunca podía dejar los asuntos laborales por unos minutos, la señora Ferrer acudía a su servicio cada dos  por tres aunque luego le dejaran unos días libres. - Muchas gracias, avisame cuando termines - Espetó ilusionada

- Mamá, ¿Quiénes son los Díaz? - Pregunté

- El señor Felipe Díaz es un juez reconocido que trabaja en los mejores casos de la zona, incluso de los países fronterizos. Echó una mano a tu padre a adentrarse en el mundo de la abogacía haciéndose respetar y admirar - Dijo Aurora satisfecha

- Rebeca Díaz... - Susurré

- ¿Has dicho algo?

- No, solo que tengo hambre, nada de importancia

- Comeremos en cuanto Concha nos avise, creo que hoy ha preparado Lasaña

- Cómo me conoces mamá - Dije dándole un beso de agradecimiento en la mejilla. Concha, la cocinera solo preparaba lo que mi madre le ordenaba un día antes.

Subí corriendo las escaleras hacia la habitación de Félix suplicando que no me diese la respuesta que sabía que me iba a dar.

- ¿¡Cómo se apellida Rebeca!? - Irrumpí abriendo la puerta con desesperación intentando evitar lo obvio.

- Hola, buenos días, ¿Qué tal estás Félix? Yo muy bien - Dijo algo molesto. Cerré la puerta y cuando la volví a abrir ví a mi hermano con cara de asombro.

- Hola Félix, buenos días ¿Qué tal llevas los estudios? ¿Te ha servido de algo levantarte cuando todavía no había salído ni el sol? - Dije en tono sarcástico poniendo los ojos en blanco mientras me apoyaba desganadamente en el mango de la puerta.

- Muy graciosa, ja- ja- ja... ¿De qué Rebeca me hablas? - Me dijo vencido al fin

- De Rebeca "mi amiga del alma", ¿de cuál va a ser sino? - Dije obviándolo. Félix y yo nos referíamos a ella así por la simple razón de que antes estábamos unidas como uña y carne, éramos mejores amigas, estábamos dispuestas a hacer lo que fuese por la otra, nuestra amistad "iba a durar eternamente". Hasta que llegó el día en el que dije que nos había tocado la lotería y aprovechó la envidia que me  empezó a tener para convencer a toda la gente que me apreciaba de que podía ser una amenaza con tanto dinero. Así fue como traicionó mi confianza y nos empezamos a llevar mal.

- Pues creo que Díaz... - Dijo inseguro

- ¡No! - Dije echándome las manos a la cabeza. - va a venir el sábado con ves familia a comer. ¿Qué te parece?

- ¡¿Me estás diciendo enserio que mamá y papá van a dejar a esa niña entrar en casa?! - Dijo dando un golpe a la mesa

- Pues ya ves que si, creo que en estos casos a mamá y papá les da muy igual mis sentimientos - Dije apenada

- No te preocupes Dalia, que aunque venga, yo te excusaré  con cualquier cosa para que no tengas porqué sufrir de su "agradable compañía" - Me dijo dándome un toquecito compasivo en el hombro

- Gracias Félix Ferrer - Dije abalanzándome a sus brazos mientras suspiraba amargamente. Cerré los ojos para sentirme más aliviada y segura, y cuando los volví a abrir vi algo que me dio un pinchazo en el pecho. Gael estaba abrazando también a una chica de más o menos su edad, le sonreía como si tuvieran feeling, como si tuvieran algo más que una amistad y que un simple abrazo. Sí, aunque no lo sepa nadie, siempre ha sido alguien especial para mí desde el primer momento en el que pisó la casa como nuestro sirviente.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 18, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Unidos Como Uno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora