Recuerdos.

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Hoy se cumplían tres años desde que Ladybug y Chat Noir habían hecho su primera aparición. Con el tiempo el dúo se había vuelto imparable, o al menos eso se creía hasta hace dos días atrás.

Las habilidades de los héroes habían evolucionado, al igual; y por desgracia, que las de Papillon. Los akumas ya no eran uno o dos en el día, ahora fácilmente podían ser un ejército que; a duras penas, los jóvenes podían derrotar. Se habían vuelto peligrosos, al punto de dejar gravemente lastimadas a mas de una persona, situación que ni el nuevo "Lucky charm" de Lady bug podía revertir.

Con el tiempo Alya había comenzado a sospechar de su mejor amiga, las excusas; tontas como siempre, ya no concordaban con las constantes heridas que; sin querer, Marinette dejaba ver. También capto su atención las múltiples veces que la había llamado para pedirle que la cubriera mientras ella "hacia aquello que no le podía contar". Al principio pensó que era parte de su noviazgo con Adrien, aquel chico que poco a poco; y sin razón aparente, se había acercado a su amiga y ella a él. Pero con el tiempo había logrado armar el rompecabezas que guardaba la pareja.

Una nueva explosión llamo su atención, se asomo a la ventana de su habitación tan solo para ver cómo; a lo lejos, una enorme llama con forma de serpiente esmeralda se arrastraba por la ciudad arrasando con todo a su paso. Un pesado suspiro salió de su boca y junto a este sintió como el corazón se le apretaba bruscamente. No era necesario mirar para saber que ambos héroes de París ya debían estar allí.

Cerró los ojos intentando ignorar las constantes alarmas de incendio que sonaban cada vez más cerca, los gritos de dolor y pánico que la gente dejaba salir como resultado del ataque llegaron de forma clara y desgarradora a su cabeza, provocándole un incomodo escalofrió.

Tapo sus oídos como queriendo olvidar todo, pero solo consiguió que su mente recordara lo sucedido el día anterior, aquella tarde en que Volpina había decidido volver.

Su mañana había comenzado normal, se levanto a la misma hora de siempre y sin darse cuenta ya había desayunado. Su rutina era simple, ayudaba a su madre con sus hermanos pequeños y ;luego de correr de un lado a otro, tomaba el autobús rumbo a la escuela. Solía perderse observando el paisaje, su mente se dejaba llevar por esa tranquilidad que aquello le brindaba y sin darse cuenta ya se encontraba imaginando su gran futuro como periodista.

Aquel día se bajo del vehículo y camino la cuadra que le restaba para llegar al instituto, la calle lucia extrañamente vacía para ser la hora exacta en que la mayoría entraba a clases, por lo que intrigada y un poco asustada simplemente acelero el paso, no quería imaginar cosas donde no habían. Ya en la entrada del instituto saco su celular he intento marcar el numero de Marinette múltiples veces, mas esta no contesto a ninguna. Suspiro cansada y se dispuso a entrar, mas su acción se vio interrumpida por un fuerte rayo que cayó no muy lejos de su ubicación. Guiada por su curiosidad y el presentimiento de que algo interesante estaba por suceder, corrió a la búsqueda del origen de aquel fenómeno climático tan extraño. Ella sabía que al llegar allí se encontraría con su mejor amiga y el Agreste, y es por eso que no dudo ni un instante en dirigirse al lugar ya que; aun que ellos no fueran consientes de que la "detective Alya" los había descubierto, ambos la protegerían sin importar que sucediera.

Es cierto que luego de afrontar la realidad se había sentido traicionada, su mejor amiga; a quien consideraba casi una hermana, era también su heroína favorita, aquella que la había salvado múltiples veces y a quien incluso le había dedicado un blog. Al principio no lograba mirarla a la cara, los días en clases se hacían eternos y ella intentaba faltar a los mas que; sus falsas enfermedades, le cubrieran. El tiempo paso y con él Alya se dio cuenta de la verdadera razón por la que Marinette no le había dicho nada. La respuesta había visto la luz en una conversación de pasillo, alguien había tocado el tema de la identidad de civil de los héroes de París estando la peliazul presente. Rose de la forma más dulce posible se había atrevido a preguntar la opinión de los presentes con respecto al secreto que los jóvenes; protagonistas de su charla, guardaban. La Dupain; un tanto incomoda con el tema, simplemente les había comentado que ella consideraba que era mejor así, después de todo sería la correcta forma de proteger a todos aquellos que amaban. En aquel instante la morena había sentido como un balde de agua fría había caído sobre su cabeza. Era cierto, su amiga jamás le expondría de una forma tan cruel a aquellos que tal vez quisieran dañarla o incluso, utilizarla para burlarse de Ladybug. Con un villano tan frió y molesto como Papillon la mejor opción siempre había sido el anonimato, algo simple que sin duda le garantizaba tranquilidad.

El regreso de Volpina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora