XIII

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Y ahi, cuando entendí el daño que te había echo, cuando estaba lista para recibir el balaso, te sonreí, con una lagrima cayendome por la mejilla, y es por eso que bajaste la pistola, y con suaves pasos te alejaste de mi casa. Pero oí el disparo, y cuando llegue a tu lado, tu alma ya no estaba. Y nadie puede encarcelar a un hombre muerto, así que sólo te enterre en el jardin trasero, donde ahora han florecido tus flores favoritas, violetas, cientos de violetas arremolinandose sobre tu tumba. Se que te gustaban, porque eran las que siempre les dabas a las chicas, aunque ahora sé que se las dabas porque yo las amaba, y que en cada cita, yo estaba ahí para ti, estaba ahí como pensaste que nunca estaria.

con la pistola #PADPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora