Capítulo 9

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  Capítulo 9

Al día siguiente tengo este problema; le dije a mamá que era huérfana pero ella ni preguntó si siquiera traía ropa, ni que hacía en el instituto. Todo raro pero bien. Ahora no sé qué decirle, es decir, todo es muy confuso, supongo que ella está tratando de ignorarlo. Lo de la ropa puedo arreglarlo, soy huérfana ¿no? Bueno, por ahora sí. Ya veré que hago.
Doy vueltas de un lado a otro, encerrada en el baño, había olvidado el pequeño detalle de que no estoy matriculada en el instituto. ¿Cómo rondaré por allí? ¿Cómo estaré en sus clases? ¿Cómo evitaré que mamá le tire el experimento de ciencias encima a Lauren si solo puedo verlas en el almuerzo?.

-La pequeña Nicole no es tan inteligente ¿verdad? –La voz fuerte de Ronda inundó la habitación. Di un respingo y volteé impensadamente para verla sentada en un borde de la bañera.

-Por supuesto que no. Si no, en la vida me hubiera metido en este lio. ¡Maldito el gen Jauregui! –Ronda soltó una carcajada sin abrir la boca- Que bueno que te parezca gracioso, mi vida es una comedia, de esas que tienen risa de fondo. –Me senté junto a ella.

-Oh, bueno cariño, debes afrontarlo con madurez. –Acarició mi espalda.

-Tengo quince años y soy hija de Lauren Jauregui. No me hagas reír. –Ella soltó otra carcajada.

-Lo del instituto ya está arreglado. –Me dijo. Sonreí aun con la cabeza abajo.

-¿Qué hay de la rop.. ? –No terminé de mencionarlo cuando sentí tres golpes en la puerta.

-Nicole, te traje algo de ropa; creo que tenemos la misma talla, puede que te sirva, si no mamá puede arreglarlo. –Le sonreí a Ronda.

-Gracias Mila. –Me acerqué a la puerta y tomé la ropa no sin antes dedicarle una sonrisa cálida a mamá.

-Todo arreglado. Aquí está tu horario –Me entregó un papel que ve tu a saber de dónde lo sacó- Tus libros están en el casillero que ahí indica. Y coincides en todas las clases en las que tus madres están juntas. Ah y por si preguntan; te escapaste de tu familia adoptiva pero quieres un buen futuro, por eso estudias. –Yo sonreí satisfecha.

-Me lo has facilitado todo Ronda, gracias, eres la mejor.

-Sí, sí, claro que lo soy. No debería estar haciendo esto pero me has convencido. Si me sancionan el peso del yerro irá sobre ti.

-Sí. Vale, ya me encargo yo de darme golpes de pecho. De igual manera gracias por todo Ronda, eres la mejor arregladora de vidas de niñas cuyas madres se odian,del mundo entero... o lo que tú seas.

-Claro, ahora cierra los ojos. –Le hice caso y ni siquiera un Puff oí cuando ella desapareció. Procedí a vestirme.

La ropa me quedó, salí del baño y nos encaminamos al instituto. Una vez allí no podía esperar para la hora del almuerzo.

Vi a Lauren apoyada por los casilleros, cerca del gimnasio. Me dio una sonrisa y otra aun más encantadora a mamá.

-Jauregui si que está rara. –Me susurró mamá- antes ni me registraba y ahora se la pasa sonriéndome, o es estúpida o se cayó de cabeza cuando pequeña. –solté una risita.

-No la juzgues, solo quiere cambiar. –Le dije. Llegamos a nuestros casilleros, y por suerte el mío estaba al lado del suyo.

-Lauren Jauregui ha sido la mismo arrogante, cerda, sexista desde que estábamos en el jardín de niños. ¿Por qué cambiar ahora? –Le sonreí. Ella había sacado su libro de química, yo igual.

-Nunca es tarde para cambiar, y hasta esa arrogante, cerda, sexista merece una segunda oportunidad ¿No crees? –Ella ladeó su cabeza.

-Sí. Razón si tienes. ¿Pero tenía que escogerme a mí? –Cerró el casillero. Caminábamos a la clase de química.

-Tal vez tú le gustas. –Ella se echó a reír a carcajadas.

-Sí claro. ¿Cómo podrá gustarle yo?

-¿Y por qué no? –Fruncí el ceño. Mamá solía ser insegura, no solo ahora, si no, en el presente-futuro también. Viste bonito, las personas le coquetean, mujeres al igual que hombres, pero es tan ingenua que no se lo cree. Incluso oí mi madre coquetearle una vez «Oh Camila, te comería aquí mismo» dijo Lauren y a ella solo se le ocurrió «Quítate, tengo que darle comida al perro» y yo, de seis años, escuchado desde la sala, estampé mi mano contra mi frente una vez más.

-Soy una nerd. –Se encogió de hombros.

-¿Y eso qué? –Repliqué. Ella iba a contestar pero se quedó callada al oír a Ally gritar, venía por el pasillo, dando saltos de alegría. Bueno no saltos pero venía corriendo con una sonrisa, casi como si hubiera ganado la lotería.

-¡Mila! ¡Nicole! –Vociferó. Llegó a nuestro lado- ¡Oh Nicole! ¿Qué eres? ¿Una hechicera? –Preguntó.

-¿Qué pasó?

-Troy, Troy pasó. ¡Lo besé! ¡Y me invitó a ir a la fiesta de las Peterson con él! –Dio unos pequeños saltos-. Y todo gracias a ti –Me zarandeó por los hombros-. Si no me hubieras dicho que volteara él no me habría besado. –Sonreí triunfante.

-Te lo dije.

-Vaya que sí. Tengo que irme, tengo clase de historia con Troy y me pidió que nos sentáramos juntos. –Suspiró con alegría, mamá le sonrió y ella se despidió y seguimos nuestro camino a la clase de química.

-¿Lo ves?

-No sé qué debería ver.

-Troy es amigo de Lauren. Y ahora sale con Ally. ¡Las nerds están arrasando! –Elevé mis brazos al aire.

-Nicole. ¿Por qué insistes? Ni aunque le cambiaras a Lauren el cerebro por el de una chica decente, a mí me interesaría tener algo con ella.

-Jamás has tenido una conversación concreta con ella. ¿Cómo sabes que tiene en el cerebro?

-Yo lo supongo, ¿no lo has oído hablar con sus amigos?

-Todos son así con sus amigos cerca, y con algunas chicas o chicos, con la persona indicada cambia. –Y yo estoy cien por ciento segura de que eres tú mamá, y seguiré insistiendo hasta que Lauren se de cuenta de que eres tú y siempre has sido tú.  

La Historia De Mis Madres (Camren G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora