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Miré la hora en mi celular y renegué mentalmente. Antes me solía emocionar el primer día de cada semestre, pero luego las clases en la universidad se me hacían monótonas.
Tomé una ducha de agua caliente y me relajé. Escuché los gritos de mi madre desde abajo diciendo que me apure así que empecé a acelerar mis movimientos.

Me decidí por unas botas marrones, jeans y un jersey beige. Bajé las escaleras y mamá hablaba por teléfono mientras me preparaba el desayuno. Sonreí y le ayudé con el sandwich de queso y jamón. Me dio un beso en la mejilla como agradecimiento. Después de haber renegado con quien sea que haya estado al otro lado de la línea, cortó la llamada.

"Claire, creí que te irías con Riley hoy. ¿No va a pasar por ti en su auto?"

Evité el contacto visual, pues sabía que estaba a punto de decir una mentira.

"Es que ella entra más tarde hoy, probablemente a esta hora debe estar dormida".

Mamá hizo un gesto de decepción y me apuró mientras ella cogía su bolso. Subimos al auto y me puse los audífonos para escuchar música; el viaje era de media hora y siempre tenía mi playlist para el recorrido hacia la universidad.

Mientras observaba el paisaje habitual por la ventana, me puse a pensar en Riley. Durante las vacaciones nos distanciamos mucho, y me da pena admitir que yo también tuve la culpa. Jamás acepté la relación que tenía con ese tal Jonah, y debido a que ellos pasaban la mayor parte del tiempo juntos, Riley y yo dejamos de ser las "mejores amigas, siempre unidas" que tanto solíamos decir el año pasado. Quizá no debí decir esos comentarios en una de las últimas ocasiones en las que conversamos, pero siempre fui sincera con ella.

Mamá me dejó a dos cuadras de la universidad y siguió avanzando por la avenida principal. Observé mi horario y leí que tenía clases en el edificio G. Faltaban diez minutos para mi clase, así que caminé con tranquilidad.
A lo lejos distinguí una cabeza llena de rulos oscuros sobre un cuerpo despampanante: Dakotah. Di pasos más rápidos hasta que logré alcanzarla y le tapé los ojos.
Después de dudar por unos segundos, adivinó quién era.
"Reconocería ese perfume donde sea", exclamó, "Claire, debes cambiar el aroma a vainilla. El día en que asesines a alguien, tu olor impregnará la habitación y te encontrarán culpable".
Reímos ante su comentario.

"¿Qué clase tienes ahora?", pregunté.

"Tonta, tenemos Medios Masivos juntas", me reclamó.

Caí en cuenta de que era cierto. Ambas seguimos conversando de lo que sucedió en nuestros fines de semana y llegamos a clase con diez minutos de retraso, como siempre.

Nos sentamos atrás, y observamos al profesor entrar al salón. Detrás de él, Riley.
Dakotah me miró y yo bajé la mirada. Riley se acercó hacia nosotras, nos saludó con una sonrisa tímida un tanto extraña y se sentó en la carpeta que estaba delante de mí. Como en los viejos tiempos. Saqué mi celular y empecé a hacer cualquier cosa que el aparato me permitiera para no tener que levantar la mirada. El profesor empezó a presentarse y la clase se volvió entretenida. Sin embargo, de tanto en tanto, me ponía a pensar en la sonrisa que esbozó Riley. ¿Ella también sentía esa tensión entre nosotras? Quería preguntarle cómo estaba pero sabía que todavía no era el momento.

Me concentré en la clase de introducción y me perdí entre historias de la televisión.

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