Capítulo 3

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Me levanté de la cama por mi cuenta y me alisté para un nuevo día. Me sentía muy feliz.

Me hice mi cola y baje las escaleras apresurada. 

-¿Qué hora es?- Pregunté mientras saludaba a todos los de mi familia.

-Son las seis y media. Milagro que te levantes temprano- Sonrió mi madre.

-Que bien- Sonreí tomando asiento al costado de Molly. 

-¿Qué deseas de desayuno?- Preguntó mi madre.

Miré mi taza. Sinceramente nunca he tenido hambre. Al menos no siento que tenga hambre. Eso es muy extraño. Algunas veces pienso que me tienen que llevar a un hospital y cuando le digo a mi madre solo me dice "Ya pasará", pero es mentira. Nunca pasa.

-Eh... ¿Qué deseas?- Volvió a preguntar.

-No tengo hambre...- Dije mirándola.

-Bien...- Sonrió tomando asiento nuevamente.

-Yo tampoco tengo hambre- Dice Molly.

-No, usted si me come- Dijo seriamente.

-Pero a Nevah te dijo que no quería y tú aceptaste- Se quejó.

-Usted está en plena formación. Nevah ya es una adolescente. Así que coma- Sentenció mi madre.

Estas cosas me incomodaban mucho.

-Ya me voy yendo- Me acerqué a la puerta.

-¿Segura?- Preguntó David.

-Si. Los veo ahí- Sonreí.

Salí de mi casa y caminé hacia otro día de tortura.

Al llegar intenté recordar mi aula. Frunzo el ceño al ver a un adolescente que pide ayuda y todos les dicen que no. Me acercó hacia él mirando al suelo. Levantó mi cabeza cuando veo que ya estoy en frente de él.

-Hola...- Intenté llamar su atención, ya que estaba de espalda.

Él se voltea y me quedo boquiabierta.

Seguro que ni se acuerda de mi. Relájate Nevah.

-Hola Nevah- Sonrió.

-¿Cómo estás?- Pregunté.

-Bien. ¿Sabes donde queda el aula E8?

-Oh...- No sabía que decirle- Estás en la misma aula que yo- Sonreí confundida.

-Entonces... ¿Vamos?

-Claro.

Caminamos hacia el aula y al llegar le dieron la misma bienvenida que a mí.

Se sobó su frente y yo agarré la cartuchera.

-¿Quién fue?- Pregunté alzando la voz.

Todos señalaron al chico de ayer.

-¿Otra vez?- Fruncí el ceño.

Le tiré la cartuchera y le chocó en la barriga.

-Mejor vamos a sentarnos...- Susurró Noah.

-Sí- Respondí.

Me senté al fondo y él se sentó a mi costado.

Todo siguió normal.

-¿Qué te parece la escuela?- Pregunté alegre.

-Bien. Es muy grande- Sonrió.

-Ahora son dos rubiecitos-  Escuché como una persona susurraba, pero decidí pasarlo por alto.

"Human"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora