Memorias De Nadie

Lechuza

Todos tenemos secretos. Y no me refiero a secretos del tipo cotilleo, sino secretos personales, sobre nuestra forma de ser. Gustos o habilidades que tratan de esconder por alguna razón, sea la que sea. Las dejan arrinconadas en un hueco oscuro, pero si tienes un punto de vista tan objetivo como el mío, te acabas dando cuenta de que hay muchas personas que esconden algo. Yo incluso, pero no por una razón de presión de grupo o de intentar encajar en la sociedad. Simplemente, porque no me gustaría que mi talento levantara alagos y comentarios, y arruinara mi preciada tranquilidad. En realidad, no es difícil saber como es una persona incluso antes de conocerla. Si te fijas tanto como yo puedes averiguar incluso de quien está enamorado, aunque él no lo diga. También depende de la habilidad como actor que tenga, no os mentiré.

Todo esto lo sé gracias a mis recreos donde, sentado en una esquina, recreo el bullicio y la tremenda situación que supone ir al patio con una grupo del cual el 75% se comportan como animales. Eso sí, a pesar de sus rabias y sus quejas en un lenguaje extraño e ininteligible, aún les queda capacidad neuronal para pegarle patadas al balón.

Dada esta situación habitual, me considero un espectador de la vida de los demás. Soy como la tranquila y sabia lechuza, que observa atentamente el bosque mientras vive como buenamente puede. Muchos, incluso mis propios amigos, ven extraño que me aparte del grupo y que esté sólo. Incluso al principio, me preguntaban si me pasaba algo, si me encontraba bien. Siempre les respondí que no se preocuparan, que era una "manía" normal en mi. A día de hoy ya se han acostumbrado, y simplemente me dejan tranquilo. Por suerte, he conseguido adaptar las cosas a mi favor... Ojalá todos tuvieran mi misma suerte.