la historia

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-¿Nos conocemos?-argumento silenciosamente- creo que te vi en algún lado...por los ojos.

-Cre...creo que si-dijo él.

-Ojos de gato, eres un brujo.

-Lo soy.

Magnus se encontraba en la cafetería hablando con ese joven que a pesar de sus palabras anteriores (y con un poco de verdad) su rostro lo tenía tallado como madera en la memoria, pero no como la madera de un árbol viejo y mohoso, sino, la madera de un roble joven, fuerte, y vivido y como los expertos dicen, el roble es el árbol más fuerte de todos. Aunque cualquier argumento es válido hasta que se demuestre lo contrario. Pero esta frase no está acorde de la memoria de Magnus.

El había regresado a Nueva York después de 20 años de su exilio. Regreso para estar un tiempo con sus hijos, ellos se lo pidieron después de muchos mensajes de fuego.

Cuando su amado Alec murió en la cama (debido a su vejez), Magnus sintió como si Atlas dejara caer el peso del mundo sobre él. La vida perdió su color, los desayunos se volvieron solitarios, cuando estaba en la cama, se sentía deprimido con el recuerdo de tantas noches de pasión. Alec fue el primero en irse y muchos lo lloraron, pero no tanto como sus amigos y parientes, en mas Magnus y sus hijos.

Alec logro el proyecto que tanto anhelaba: la unión entre subterráneos y cazadores de sombras.

Y como el Preator, la empresa se convirtió en un legado que sus hijos siguieron y los hijos de estos.

Aunque la primera semana fue dura, Magnus solo pudo aguantar eso, a la segunda semana de la muerte de Alec, Magnus se marcho de la ciudad y le cedió el puesto de Gran Brujo a Max.

La casa estaba llena de recuerdos y él no quería ver partir a sus amigos, que con tiempo, siguieron a Alec.

Magnus viajo por todo el mundo haciendo trabajos de brujo tanto mágicos como sexuales. Y siempre que hacia lo segundo, se imaginaba que lo hacía con su Ángel, aunque no se sentía bien. Un tiempo después de la partida de su esposo y de su exilio, visito a Tessa en Paris.

-Magnus-ella procedió a abrazarlo-al fin te encuentro.

-Puedo quedarme un tiempo contigo.

Ella asintió.

Y mientras Magnus descansaba en una cama del cuarto de invitados, no podía evitar llorar porque soñaba con él.

-Magnus-dijo Tessa cuando lo encontró llorando y luego lo abrazo.

"Tengo una carta, es de Alec, antes de irse me pidió que te la diera, pero solo después de eso"

La carta estaba en su sobre azul y cuando abrió la carta comenzaba con Querido Magnus...

Y ahí estaba, en una cafetería en la ciudad que dejo hace tanto, hablando con un joven de ojos azules y pelo corto, pero que era como una fotografía de aquel al que tanto amaba a pesar del tiempo.

....................

-Me llamo Alexis Stevenson, pero todos me llaman Alec.

-Soy Magnus Bane.

Alec.

Qué extraño giro de los eventos y que regalo de la vida y el tiempo, toda una sorpresa y el no puedo evitar pensar en esa extraña leyenda sobre un hilo rojo.

-Me parece que te he visto en algún lado, tus ojos son un enigma.

Mantuvieron una larga mirada entre ambos y por un momento, se tocaron las manos, sintieron la piel del otro y con ella una cascada de sentimientos.

Malec y el hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora