En casa, los pastizales competían con el mismo oro cuando el sol se ocultaba, me gustaba correr y perseguir aquel astro tan brillante, era no más que otro de mis tontos juegos infantiles, pero de alguna manera era mas feliz en esas tardes de ocaso que en el trabajo de papá, no es que no me gustara ayudarlo pero no era lo mismo una cosa y la otra, ya que en los campos amarillos eramos padre e hijo, solo nosotros dos, mamá había muerto según mi padre, nunca tuve un sólo recuerdo de ella, ni uno solo, nunca, y así era mi vida, tranquila y feliz.
Ahora que los años han pasado el recuerdo mas hermoso que tengo de papá es en una noche de tormenta donde los rayos y truenos no me dejaban dormir, aquella vez la humedad de la tierra que penetraba mis fosas nasales y la ventisca que de a ratos se colaba por la casa fue el escenario perfecto para temblar de miedo y frío. Papa Lucas, así lo llamaba yo, y así era su nombre, entro con una lámpara de aceite e ilumino mí cara llena en lágrimas.
— Hey Ady qué pasa mi pequeño.- hablo él con su voz gruesa y llena de cariño.
—La tormenta no me deja dormir papá Lucas. - y como si de una suplica se tratase otro rayo ilumino la pequeña choza donde vivíamos.- Quedate conmigo esta noche.
Suplique, papá dejó la lámpara en la pequeña mesa a lado de mi cama y me abrazo diciendo.
—No temas que estoy aquí, de acuerdo.-dijo tomando mi cara entre sus manos y mirándome a los ojos para tranquilizarme.
—Cantame una canción. -susurré, él asintió y comenzó nuestra canción favorita.
—«Siento en el alma, unas ganas inmensas de llorar.-acariciaba mi cabeza mientras cantaba.
«Tú me haces falta y juré no decírtelo jamás.»
Era las canción de collar de perlas y por alguna razón la favorita de papá.
«Yo quiero hacerte, con mis lágrimas un collar de perlas.»
Siempre me pareció una canción hermosa llena de nostalgia, completaba el aura de tristeza que lo envolvía.
«Dejenme llorar porque hoy que te perdí, queriéndote olvidar me acuerdo más de ti.»
«Si es un delito amar, delincuente soy.-aquella noche la lluvia y su voz siguieron constantes hasta que pude quedarme completamente dormido-Por que no he de pagar las culpas de mi amor.»
—Descansa Ady - fue lo ultimo que escuche, papá besó aquélla noche mi mejilla y nos quedamos dormidos, mientras la lluvia cesaba.