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Capítulo Uno.

No podía entenderlo. ¿Es que acaso hay algo mal en mí?

Salí de la cafetería azotando la puerta.

Esta era mi octava cita en varios meses y lo único que recibía eran excusas baratas de los tipos.

Repase mentalmente todas mis citas. Todas terminaban igual.

"Ah....o-oye debo irme.... disculpame, te llamaré." Ni siquiera le había dado mi número.

"¡Amigo disculpa! Mi madre tuvo un accidente y debo ir a verla." Hace unos ,minutos había dicho que ella había muerto hace años.

Y la más reciente claro.

"Mi jefe me llamo y debo ir de inmediato, te madare un mensaje luego"

Primero que nada, él no estaba trabajando y segundo ¡Tampoco tenía mi número!

Camine a casa con el ceño fruncido. ¿Qué tengo? ¿Algo en los dientes quizá?

Solte un suspiro y me puse los audífonos.

Cita número ocho. Fallida.

Cuando llegué a casa me tire en el sofa y observe el techo en silencio.

¿Por qué no puedo enamorarme de alguien normal?

Aun seguía pensando en ese fatídico día. En sus ojos negros, en esa sonrisa traviesa, en su cabello azabache....¡Basta Luhan! No te carcomas con cosas del pasado. Es pasado y punto.

Tienes que buscar algo que te haga feliz. Repetí varias veces en mi mente antes de dormirme.

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Genial, lunes.

Me levante calmado, tenía tiempo de sobra. Aun tenia dos horas para llegar al trabajo. A pesar de mis estudios conseguí un trabajo que no los necesitaba tanto, porque era más cómodo y cerca.

Me puse mis típicos jeans oscuros, una camisa blanca con una bata de este mismo color.

Tome mi maletín y salí al jardin de la casa para verificar que todo estuviera bien antes de irme.

Iba en el tranvía mirando como los edificios se transformaban en sombras por la velocidad a la que íbamos.

Cuando llegue Philip me saludo como siempre.

-Buenos días Lu. -Dijo levantando la mano sin dejar de mirar la pantalla con las cámaras de seguridad.

-Buenos días Philip. -Respondí pasando por la puerta de "solo empleados".

Camine por un largo pasillo con muchas puertas bloqueadas con metal. Llegue a mi oficina y deje caer el maletín en la mesa. Tenía unos papeles nuevos. Cinco para ser exactos.

-Genial.. cinco cabezas de musculos... -Murmure tomándolos y abriendo uno de mis cajones. Saque un botiquín muy completo y me dirigí a la enfermería.

-¡Precioso! -Dijo Isaac sentado en la camilla con su brazo ensangrentado.

-¿De nuevo acá Isaac? ¿Qué fue esta vez? -Pregunté rodando los ojos.

-Un tipo no quería darme su cigarrillo así que lo golpee y me corto el brazo con una navaja. -Dijo Isaac tranquilamente sin hacer una mueca cuando le comencé a desinfectar la heridad.

-Isaac, era SU cigarrillo, eso esta mal. -Dije soltando un suspiro. -Por idiota no te pondré anestesia.

-¡Pero precioso! -Dijo pero en ese instante lo interrumpi.