Hace muchos ayeres...

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Hace muchos ayeres deje de contar los meses, los días, los años. Hace muchos ayeres, la rosa roja yace inerme y olvidada, en amarillento cuaderno arrugado por el tiempo. Fuerza de los elementos desatada.

Aire que lleva y trae mis palabras, Las voces en un eco dispersadas..., y girar y girar, como la tierra, como la nada. Agua que fluye, y llora, y calla. Agua mitigando sed de mil batallas, ¡Agua! vida que se bebe, sed que nunca sacia.

El fuego avasallador, incipiente de los primeros días, fuego intrépido y salvaje, retraído en cada sueño, perdido en ansiedades rotas, ilusiones dispersadas en cenizas. Fuego del ayer, del hoy, del mañana.

Y estoy aquí desvanecido en ayeres. Estoy aquí, en esta tierra que a pesar de todo predomina. ¿Cuantos ayeres vividos? dime Tierra ¿Cuantos? Pero no me cuentes del pasado. No, no me cuentes de las eras, no me cuentes de los años. No, no me cuentes..., mientras giras y giras la vida prevalece.

He caminado mucho sin llegar a nada, los días me persiguen, fugitivo de mi sombra. Los años se escurren entre los dedos. Agua que jamás regresara a la noria.

Me dejo arrastrar por los suspiros por el suave coquetear de un beso, me refugio entre tus brazos, mujer sedienta, entre el inclemente sol de soledad y ausencia.

Hojas secas otoñales, inermes inciertas. Ya llegara el invierno, gélida sensación de ideas. Y Quisiera abrazar el mundo, rodar con el sin detenerme, olvidar los minutos vacíos y pensar, pensar que nada importa.

La primavera se estremece, Último estertor de un invierno, ha llorado los días ausentes Renaciendo entre escombros de sueños yermos.

Hace muchos ayeres que no encuentro..., La verdad ausente de un beso, la caricia suave, tímida de un suspiro. El dulce mirar; veneno de tus besos.

Los veranos han pasado, dejando una sequía que duele, un corazón vacío por los recuerdos. Un abrazo sin brazos, sin ayeres.

Observo tu cuerpo en estas ideas, -- vaivén de olas cálidas-- observo tus manos y tus piernas, muralla infranqueable de mis tristezas. Cáliz que mitiga la sed insatisfecha, vuelo incesante de mariposas, danzando el baile efímero del amor ausente.

Los minutos caen como las gotas, agua de manantial perecedero. La vida se apaga entre las olas, se diluyen los suspiros que no fueron. El alma se esconde en las ausencias, en muro infranqueable de las horas ¿Qué cruel es la sonrisa que te muestra? Mujer avivando la llama, el fuego que te nombra.

Hace muchos ayeres no hay lágrimas, sueños vacíos, moribundos. Un corazón palpitando por orgullo... ya no queda nada; soledad enferma.

¿Qué amargas con las horas que te nombran? Las noches frías sin tu cuerpo, sin tu aroma Que frías son las soledades sin tu risa, sin esas manos dibujando siluetas en las sombras.

Que amargos han sido unos ayeres Vivir soñando que se vive, se escurre la amargura de los días ¿Acaso la vida no es eso? Un sueño, solo un sueño que se vive.

Love in flamesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora