Parte 3

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– Cariño, despiértate. Venga... Robert.

Ella le había preparado un café. Le daba mucha pena despertarlo, pero tenía que hacerlo. Hoy tenían reunión con la "cúpula", y debían de estar presentables, frescos, y no ir con prisas. Llegar antes a la editorial, planear su estrategia, y que todo fuera rodado. Y para eso, después de una noche de lujuria y pasión, no podían dar paso a estar en blanco. Debían de ponerse las pilas ya.

– ¡Gina, que todavía quedan tres horas!

– Ya, cariño, ya.

– La reunión es a las 10, y son las ¡¡¡¡seis!!!

– Mientras nos duchamos, nos arreglamos, desayunamos, y vamos tranquilamente a la editorial... estamos a las ocho. Tiempo suficiente para estudiar nuestras propuestas. Tenemos que ir con todo preparado, la idea es buena, y.... creo que debemos de trabajarla. No me gusta ir con el tiempo justo.

– Desconocía que tuvieras... manías.

El rostro de ella se entristeció. Si... manías, algo que trabajaba a diario, para no caer en la obsesión. No cometería el error de decírselo a Robert, por lo menos, todavía no. En ese momento sintió un calor que la recorrió de los pies a la cabeza, erizándole el vello... inspirar, contar diez, y estar pendiente de la respiración. Ahora se centraría en la reunión.

– Nena... ¡qué es broma! Eres perfecta para alguien como yo... un bohemio.

Se incorporó en la cama y el beso despacio.

– Dame ese café... ¿me lo has hecho para mí? Eres sorprendente nena... sorprendente. – Y volvió a besarla, con más intensidad.

Empezaron a besarse, y él, con suavidad, fue venciendo la resistencia de ella, y la abrazó, haciendo que volviera a la cama. La atrapó debajo de su cuerpo, y con suavidad, miraba directamente a sus ojos.

– Te quiero.

Fue la afirmación en forma de susurro, antes de buscar sus labios, y acariciar su cuello, su hombro, su mano. Antes de dibujar con sus manos el contorno de su piel. Antes de que sus alientos fuesen uno. Y ella, relajó sus músculos, y.... pensó que nada había mejor que estar entre sus brazos, y que necesitaba esa energía de sentirse amada. No recordaba haber experimentado nada igual antes... nada como que te digan te quiero, y sepas, mirando a los ojos, que es mucho más que querer: es amar, es desear, es necesitar, es ser.

Y sus cuerpos no pudieron negarse a esa sensualidad que brotaba de ellos en el momento en el que estaban juntos, y las energías luchaban por fusionarse.

– Robert...

–Gina...

Necesitaban decir el nombre del otro cuando llegaban a ese momento en donde todo es perfecto, y se está con quien se debe, en el momento adecuado.

Sus cuerpos relajados, abrazados. Él, recorría la espalda de ella con sus dedos.

– Nena, todo irá bien.

– Si cariño... y tengo el convencimiento, de que, vaya como vaya, estará bien.

– Cinco minutos, y vamos a la ducha... solo ducha...

Si, se levantarían, se ducharían, y por primera vez, irían juntos al trabajo, y.... más acompasados que nunca, lograrían lo que se propusieran.

El amor, les hace sentirse invencibles.

@ AZVlE

Bajo la misma lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora