Capitulo 7

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Subí al auto de mi tia a regañadientes, encendí el motor mientras tomaba el volante entre mis manos, salí de nuestra calle camino a la autopista, me sorprendí al ver el tablero del auto, la velocidad en la que iba era de ciento sesenta, nunca habia hecho esto en mi vida... pero se siente bien, en ese momento recibí una llamada de Noah nuevamente

-¿Que quieres ahora?- Pregunté contestando el telefono y poniéndolo ente mi oído y mi hombro 

-¿Cuanto te falta para llegar?-Me preguntó ignorando mi pregunta

-Aproximadamente cinco minutos ¿A caso soy yo la doctora que los va atender? No soy tan importante, no tengo idea de porque quieres que este allá, es ridículo 

-Milena- Dijo suspirando y cortando la llamada 

Cuando llegué al hospital estacione le auto en el primer lugar que encontré, lo apagué y bajé de él, entré al hospital en la puerta de sala de emergencias estaba Noah esperándome seguramente

-¡Creí que nunca llegarías!- Dijo aleteando sus manos, un dato curioso sobre Noah es que es muy exagerada 

-No me tarde mas de veinte minutos- Dije poniendo los ojos en blanco 

-Bueno, ese no es el punto, Mia y Harry tuvieron un accidente

-Ya lo dijiste-Dije mientras Noah caminaba hacia una habitacion supongo así que la seguí 

Cuando entramos vi a Mia sentada en su telefono, no tenía ni un rasguño, en cuanto Harry... bueno creo que lo unico que podría mover eran sus ojos 

-¿Que demonios paso?- Dije sorprendida

-Pues es obvio ¿no?- Dijo Mia levantando su miranda de su telefono para mirarme- Chocamos- Puso sus ojos en blanco- No sé que haces aquí no te necesitamos- Dijo encogiéndose de hombros para volver a mirar su telefono 

-¿Sabes algo Mia?- Dije con una sonrisa sarcastica- Eres una pésima persona, no valoras nada ¡Absolutamente nada! Estoy cansada de ti, estoy cansada de todos ustedes- Dije extendiendo mis brazos- No intentan ayudarme

-Para empezar Milena-Dijo Mia levantándose de la camilla y dejando su celular sobre ella- Alexander no es mi problema ¿Entiendes? Así que deja de joderme con que se mató,  me da igual, no me importa... al igual que tú,  ni siquiera sé porque te habló- Se hizo la pensativa- Oh espera ya sé porque... Tengo un pacto y para cumplirlo tengo que juntarme con gente tan estúpida como tú.

Las lágrimas amenazaban en salir de mis ojos, no eran de tristeza, desde un principio sabía que Mia sólo me utilizaba, no sabia exactamente para que, pero si sabía que lo hacía; lágrimas de irá hacia ella caían de mis ojos. Sali de la sala de emergencias lo mas rapido que pude, note que Noah venía detras de mi 

-Milena... Ellos iban camino al aeropuerto, hacía Holanda--Suspiró- Algo me dice que debes ir a ese país

La ignoré y seguí caminando hasta salir del hospital

Subí al auto, Holanda... tengo un boleto para Holanda, que si mal no recuerdo sale hoy a las seis de la mañana. Acelere el auto, tenía aproximadamente tres horas para arreglar mi maleta y irme al aeropuerto, eso haría me iría a Holanda a seguir buscando pistas sobre Alexander.

 Cuando llegué de nuevo a casa de mi tía estacione el auto enfrente de a casa y entré angustiada pero en silencio, subí a mi habitación y encendí las luces, tomé una maleta de mi armario que no usaba desde que viaje con mi tia a Los Angeles, ese viaje fue hace como cinco años, fue el primero y último viaje que hice con mi tía, desde entonces cada vez que viaja yo me quedo sola en casa. Abrí la maleta y comencé a meter mi ropa dentro de ella sin siquiera doblarla  o elegirla, solo force para que entrara toda mi ropa

Busqué en mis cajones el boleto de avión que había encontrado en la cabaña, cuando por fin lo encontré lo tomé entre mis manos y lo metí en un bolso de mano, luego busque el poco de dinero que tenía ahorrado y lo coloqué dentro del bolso de mano, cerré mi maleta y la puse en el suelo para poder arrastrarla, tomé mi móvil, cargador y audiculares, salí de la habitaccion intentado no hacer mucho ruido, cerré la puerta con llave y comencé a bajar las escaleras, tomé las llaves del auto y salí de la casa, abrí el pequeño auto de mi tía y luego la puerta trasera para colocar mi maleta adentro.

Luego de que todo estuviera listo comencé a conducir, miré la hora en mi telefono contaba con dos horas para llegar al areopuerto, encendí la radio a todo volumen mientras las lagrimas comenzaban a salir de mis ojos, mi tía iba a matarme, definitivamente lo haría, tenía su auto y lo dejaría en el aeropuerto, supongo que me intentará buscar... bueno a su auto, realmente no le importó mucho, pero el punto es que, es otro país, otro idioma y yo solo tengo disiocho años, esto no seria facil

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Me encontraba en un avión a solo cinco minutos de despegar y salir de este país. Todo lo que hacía era por Alexander. A veces el poder de la amistad es tan grande que somos capaces de hacer todo lo posible para que la otra persona sea feliz, en mi caso descubrir porqué dejo de serlo.

AlexanderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora