2

18 2 0
                                    


-¿Qué haces aquí Éter?

Es imposible, es lo primero que se me pasa por la cabeza, han pasado años sin verla a ella ni a mis padres, desde que me fui de casa para ir a la universidad. Ver a Éter me hace daño, me recuerda a Erik y hace mucho que no me acordaba de él, aunque siempre permaneciera en mí.

-¿No puedo hacerle una visita a mi hermanita favorita? Solo me quedo el finde, tranquila.

-¿Por qué?

-Oh vamos Hem, no seas tan desconfiada. Al fin y al cabo somos familia, y la familia es lo más importante.

Sin molestarse por mi figura tensa y a pesar de que ocupo el pasillo con los brazos y piernas para que no entre, ella lo hace con gracia. Me pone de los nervios, nunca me hace caso y esa es mi casa, ya no soy una niña. Entra y se sienta en el sillón mirándolo todo.

-Bonita casa, ¿Es tuya?

-Es compartida. ¿Por qué estás aquí? Y dime la verdad.

-Creo que no es el momento, ya que tu compañera está espiándonos.

Miro con el ceño fruncido y veo a Andrea que sale de su habitación sonrojada. Es verdad que nos estaba escuchando y estaba tan concentrada en mi hermana que ni siquiera me he dado cuenta.

-Hola Andrea, esta es mi hermana mayor Éter. No se quedará mucho.

-Hola - dice mi compañera de piso tímidamente.

La verdad es que Éter puede intimidar a cualquier persona, la miro de nuevo y me fijo que lleva la misma ropa que siempre, un corsé negro a juego con los pantalones y las botas que lleva, todo del mismo color. El negro le sentaba bien, tengo que admitir con un poco de envidia, Éter siempre ha sido más guapa que yo. El pelo rubio le relucía brillante y suelto, le ha crecido desde la última vez que la vi, cuando pasó lo de Erik...

Me doy cuenta que no puedo seguir por ese camino, tengo que saber las intenciones de la visita de mi hermana y echarla cuanto antes. Ya no compartimos la misma vida.

-Oye Andrea, ¿Por qué no me esperas en clase? Voy a hablar con mi hermana y enseguida voy. -Me giro hacia Éter y veo que está analizando a mi amiga, conozco esa mirada y no me gusta nada.

-Vale Hem, nos vemos luego. Adiós Éter.

Mi hermana se despide con la mano y con su fría sonrisa.

-Oye ¿de que vas? Andrea no es ningún ser así que no la mires así.

-Nunca puedes confiarte en nadie, creía que ya lo había aprendido.

-Vete al diablo.

-Oh que cosas tan bonitas le dices a tu hermana. -Me quedo en silencio mirándola con rencor, ella siempre conseguía sacarme de quicio. - Bien, necesito pedirte un favor.

-¿Cual? - le digo desconfiada.

-Papá y mamá han desaparecido.

-Eso no es raro, te recuerdo que llevan toda la vida desapareciendo por días.

-No es lo mismo Hem. Antes de partir les llamaron del congreso de Cazadores, cuando volvieron estaban nerviosos, cogieron sus armas, todas sus armas y se fueron.- Me quedo en silencio, convencida de que mis padres estaban bien- de eso hace un mes. No sabemos nada de ellos, ni los abuelos ni nadie y no son los únicos que han desaparecido.

-¿Y por qué no habéis ido al congreso a preguntar?

-No seas estúpida hermanita, el congreso se reúne en diferentes sitios y a los jóvenes no nos dicen nada, ya sabes que hasta los 30 no les importamos.

-¿Y cómo quieres que te ayude? Hace mas de dos años que dejé todo, no se me ocurre nada.

-Tengo una pista, hicieron una parada en Valencia, en sagunto. Pagaron en una gasolina con una de sus tarjetas.

-Que raro, ellos siempre pagan en efectivo.

Éter se queda callada, me doy cuenta que ella no había pensado en eso. Cuando la miro, siento dolor, pero es mi hermana y ellos son mis padres y si están en peligro y no hago nada nunca me lo perdonaré, como lo de Erik.

-Por favor Hem, me tienes que ayudar. Entre las dos podremos descubrir su paradero más pronto que yendo yo sola. Y está aquí al lado, cógete el finde libre y ayudemos a nuestros padres.

-Está bien.- Suspiro, se que esto va a salir mal, algo me lo dice. - Quédate aquí, voy a enviar un mensaje a Andrea diciendo que me cubra y a coger mis cosas.

-Claro hermanita.

Voy a mi cuarto y cojo mi móvil, busco el nombre de Andrea y le envío el mensaje.

"Oye Andrea, que me tengo que ir este fin de semana por asuntos familiares. Cúbreme y di que estoy enferma ¿Vale? Muchas gracias y cuando vuelva te cuento. tq"

¿Contarle el qué? Andrea no sabe nada de mi mundo, su mayor problema ahora mismo es sacar buena nota para el futuro. Es mi amiga desde que empecé la universidad y siempre me ha ayudado, no me gusta mentirle.

Al principio siempre me preguntaba por mi familia pero yo me ponía triste y después de unos intentos ya no ha vuelto a sacar el tema. Aunque a veces he sacado yo el tema, revelandole pocas cosas, como que tengo una hermana mayor que es especialista en bellas artes. En eso no le mentí del todo, ya que desde pequeña Éter siempre ha dibujado y la verdad es que se le da de maravilla.

Hago una maleta pequeña con pocas cosas, ya que solo voy a estar tres días fuera de casa. Salgo de mi cuarto y veo que mi hermana no está en el salón sentada.

-¿Éter?- No contesta.

De repente noto que el pelo de la nuca se me eriza y voy hacia el cuarto de Andrea cada vez más enfadada. Veo que la puerta está abierta y veo a mi hermana mayor cotilleando los cajones.

-¿Qué haces?

Mi hermana se gira, estaba tan concentrada que no me ha escuchado llegar.

-No me fío de ella.

-Yo si.

-No es suficiente. - Sonríe. - ¿Ya lo tienes? vamonos.

Sigo a mi hermana por el pasillo de mi piso, y cuando me giro para cerrar la puerta echo un vistazo por última vez a mi piso, era mi casa y lo ha sido por dos largos años. Cuando pienso en hogar, me lo imagino. Allí he pasado muy buenos momentos, sin tener que cazar o matar, solo estar tranquila con mi compañera y fiel amiga.

Algo me dice que si me voy con mi hermana ya nada va a volver a ser como antes, pero mi instinto de cazadora está ahí y quiere ir con Éter a buscar a mis padres. La miro y veo que está pulsando todo el rato el botón del ascensor para que llegue. Tan impaciente como siempre.

Cierro la puerta y con ella, la corta vida pacífica que he tenido en ella.

ÉreboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora