Algo se me estaba clavando en la espalda, me levanté. Era un bosque enorme, me resultaba extrañamente familiar.
Mi padre jugaba con la Maggie de 6 años, yo me limitaba a observar.
- Vamos Maggie, seguro que puedes saltar más alto. Ánimo hija, me he apostado 5 libras.
- No puedo papá, está demasiado alto. Nunca podré coger la bola.
- Has sido tú la que has querido apostar.
- No es justo, tú eres más alto.
- Hacemos una cosa, te subes a mi espalda y si lo coges te compro un helado.
- Mmmm.. Trato hecho.
Mi yo de 6 años abrazó a mi padre.
Estaban comiéndose el helado, de repente se hizo el silencio. Mi padre murmuró algo, yo me alejaba y no conseguía oírle. Todo se volvió borroso.
......
El sonido de la alarma chocó directamente con mi oído derecho. Estaba empapada de sudor, era el tercer sueño de la semana. Tenía sueños constantes con mi padre, siempre empezaban con un buen recuerdo, pero a medida que avanzaba todo se volvía negro, oscuro.
Había quedado a las 10 con Sam así que me apresuré a ducharme y vestirme.
- Buenos días.
- Buenos días Mag - dijo Jacob.
- Dónde está mamá?
- Ha ido a llevar a Chris al cumpleaños de ese amigo suyo mm... James
- Oh, cierto.
- Dónde vas?
No sabía si era buena idea decirle a mi hermano mayor que había quedado con un chico. Bueno en realidad no era ninguna cita, obviamente no me gustaba Sam. Claro que no, era solo por simple educación, debía de ser eso, sí.
- Voy a.. a dar una vuelta con Ashley.
- Vale, pásatelo bien con cualquiera que sea el chico con el que vas a salir, ya era hora.
Cómo demonios se había dado cuenta?
- D-de que hablas? No voy a salir con nadie. - dije incómoda.
- Ya claro, y por eso te has arreglado no?
Era cierto? Quizás me había arreglado, para él, para Sam?! No. No me podía haber arreglado porque eso significaría que..
- No me puedo arreglar por qué me apetezca o qué?
- Vale, no he dicho nada. No hay quien te aguante por las mañanas. - se fue riéndose mientras negaba con la cabeza.
- Estupendo. Eres un incordio, sabias?
Me limité a coger el bolso y las llaves.
Antes de abrir la puerta de la cafetería pude verle, ahí estaba, esperándome. No me podía creer lo guapo que era, me hubiera quedado mirándolo toda la mañana. Espera, que estaba diciendo? Me saqué todas esas ideas de la cabeza.
- En el momento en que entré fijó su mirada en mí, no la apartó ni un segundo y no sé porqué pero yo tampoco.
- Por lo que veo hoy no has tenido " asuntos importantes" no?
- Buenos días a ti también Maggie, estás realmente guapa. Me inspeccionó de arriba a abajo.
- Ya, siempre le dices eso a todas, me equivoco?
Se limitó a reír.
- Oh porfavor, siéntate.
Se acercó Roxie.
- Que os pongo?
Me miró de soslayo, con su típica mirada de cotilla.
- Un frapuccino de caramelo, porfavor.
- A mi otro, gracias. - dijo Sam.
- Marchando dos frapuccinos.
Le miré
- Oh porfavor, dime que no eres uno de esos que pide lo mismo que la otra persona para quedar bien. Me reí sarcásticamente.
- Es sólo coincidencia.
- Si, al parecer tenemos muchas.
Asintió mientras sonreía maliciosamente.
- Entonces.. tienes un grupo?
Dejé de remover mi frapuccino para mirarle.
- Cómo..? Cómo lo sabes?
- El otro dia ví un artículo en el periódico del pueblo que os mencionaba.
- Espera, qué? No tengo constancia de que nos hayan mencionado en el periódico.
En realidad no solía mirarlo pero supuse que me habría enterado, ya que Jamie tiene una rara obsesión con coleccionar periódicos.
- Vale, me has pillado. Soy adivino.
- Ya, claro.
Me reí y se me quedó mirando.
- Ahora enserio, te lo ha dicho alguna de mis amigas?
- Sí, ha sido eso.
Por un momento me pareció como si su rostro se oscureciera.
- Seguro que ha sido Sophie, siempre le gusta avergonzarme.
- Bueno, Sam. Me vas a decir de dónde eres? Tu accento claramente no es británico.
- Me he mudado hace poco desde Kansas.
- KANSAS?! Eso no está precisamente cerca de Londres. Qué te ha hecho venir aquí?
- Mi tio está enfermo y mi padre ha decidido que lo mejor era mudarnos lo más cerca posible de él.
Me arrepentí de haberle hecho la pregunta.
- Vaya.. Lo siento, estoy segura de que se pondrá bien.
- Gracias.
De repente nos vimos envueltos en un silencio, pero no era incómodo. Era solo eso, silencio. Hasta que él lo rompió.
- Maggie.. Sobre el otro día en el parque de atracciones, yo solo quería decirte que..
- No me tienes que decir nada.
Espero que no se estuviera refiriendo a lo de aquella chica, oh dios. Ahora seguro que creerá que me entraron celos o algo así, tenía que decir algo.
- Sí, verás esa chica era solo una amiga y -.
Le corté.
- Enserio Sam, no sé a qué te refieres - dije incómoda-.
- Bueno, te fuiste y pensé que quizás te habías enfadado.
- Enfadarme? A- Apenas te conozco.. Simplemente me fuí, con.. con mis amigas, sólo eso.
Esperaba que no se notára que estaba temblando.
- Ah, bueno. No, no importa. Era sólo..
- Bueno, no sé que te habrías imaginado, pero sea lo que sea no.
Me quedé callada mientras Roxie nos pedía la cuenta.
- Gracias - dijo Roxie, alejándose rápidamente al notar la tensión en mi cara.
- Bueno, olvídalo. Ven conmigo, quiero enseñarte algo - dijo Sam, cambiando su expresión.
- A dónde?
- Sorpresa.
Sé que estaba siendo totalmente grosera y me estaba comportando igual que la gente de la que siempre tachaba de insoportable. Pero Sam..
Mis pensamientos se desvanecieron cuando de repente noté que me cogia de la mano.
El corazón me empezó a latir con más intensidad.
Salimos de la cafetería mientras yo le echaba una última mirada de disculpa a Roxie.
- Te dan miedo las alturas? - Me preguntó sonriéndome al oído.
Eso me puso más nerviosa.
- Depende.
- Te importaría cerrar los ojos? No serán más de diez minutos.
La idea no me gustaba demasiado. No por el hecho de no ver por dónde caminaba o hacia dónde me dirigía. Sino por tenerlo tan cerca de mí.
- De acuerdo, pero no más de diez minutos. - Advertí, mirándole fijamente.
- Claro. - y me puso la venda.
Sentí su mano cogiéndome de la cintura mientras me guiaba dándome indicaciones.
- Ahora vamos a subir por un pequeño sendero, agárrate a mi cuello y no te sueltes.
Noté sus manos, que ponían las mías encima de su cuello, podía notar sus latidos, que se alteraron al momento de ponerlas yo.
Parecía como si estuviéramos volando, podía sentir el aire.
- No sabía que corrías tanto, siento como si flotáramos.
- Sólo cierra los ojos y siente como el aire atraviesa cada parte de ti.
Unos minutos después, por fin me quitó la venda y abrí los ojos, que se fueron adaptando rápidamente a la luz.
Lo que vi me dejó muda.
- D-dónde estamos?
- Estamos en el punto más alto del pueblo.
- Es increíble. Pero.. espera, cómo hemos llegado tan rápido? - dije incrédula.
- He cogido un atajo que encontré el otro dia.
- Vaya, si que te gusta explorar.
Nos quedamos mirando el cielo durante segundos, minutos... a mí me parecieron horas.
Él me miraba.
- Me tienes que enseñar dónde encuentras estos atajos - . Me reí.
De repente noté como se tensaba.
- Bueno, creo que deberiamos irnos ya -. dijo, y me agarro suavemente de la mano.
- Estás bien? Quiero decir, siempre llevas a todas las chicas aquí para sorprenderlas y luego te vas así.. de la nada? - le miré.
- Te he sorprendido?
- B-bueno, es una forma de decir.
- Oh, vale entonces.
- De acuerdo, pero ahora me toca a mi sorprenderte.
Sabía exactamente a donde le llevaría.
- No está demasiado, lejos. En coche tardaríamos unos 2o minutos, pero me acabo de sacar el carné de conducir y no me quiero arriesgar tan pronto.
- Tengo coche, si me dices dónde es puedo hacerlo yo mismo.
- No había pensado en eso todavía.
- Pensado en qué?
- Cuántos años tienes? Sólo por curiosidad.
Por un momento pareció como si realmente tuviera que pensárselo.
- 17
- Oh, entonces sólo eres unos meses más grande que yo. - dije sonriendo para mi misma.
- Bueno, pues conduces tú. Pero te iré indicando y cuando estemos llegando te avisaré.
Andamos unos 10 minutos aproximadamente hasta llegar a una casa toda pintada de blanco, el tejado estaba cubierto de hojas y se notaba que era vieja, ya que el pomo de la puerta estaba oxidado.
- Así que está es tu casa.
- Ajá, mi padre no está ahora mismo. Ven, pasa.
- Vaya, es realmente fantástico.
Aunque por fuera parecía vieja, por dentro estaba llena de cuadros todos en blanco y negro, todo estaba impecable.
- Si os habéis mudado hace poco, como es que no hay cajas?
- Mi padre es muy organizado, ya lo ha ordenado todo. Ayer acabamos de vaciar las cajas.
- Oh.
- Espera un segundo, voy arriba a por las llaves del coche.
- Vale.
- Siéntete como en casa
Me quedé apoyada en la pared.
Uno minutos después, Sam bajó sujetando un pequeño juego de llaves.
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Once again
RomantikHi! Esta es la primera historia que escribo, espero que os guste:)