Capítulo II

9 3 0
                                    

Nunca antes había dormido tanto, se sentía inútil y no era a lo que estaba acostumbrado. Su cuerpo estaba completamente entumecido y le costaba moverse. Los ojos le pesaban lo suficiente como para no quererse abrir. Pero su cuerpo seguía alerta, por lo que podía escuchar a su alrededor las respiraciones de... ¿Tres personas? ¿Serían sus hermanas?

El chico abrió sus ojos claros, poco a poco, notando también que la luz le cegaba. Nada más acostumbrarse a la claridad, se topó con el hocico de un lobo justo delante de su rostro. El grito que soltó y el salto hicieron que este se bajara de golpe y se sentara en el suelo. Matthew miró alrededor, nervioso, sin saber dónde estaba. Iba simplemente con ropa interior, por lo que se tapó de nuevo con la sábana mientras observaba a los otros dos chicos que estaban a sus lados.

- ¿Qué cojones? ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy? ¿Quiénes sois? -preguntó el chico, nervioso.

El chico que estaba más alejado de los otros, que iba con una chaqueta de cuero y parecía el más mayor, se rió a carcajada limpia, resonando por todos los rincones de la sala. El otro chico, no mucho más mayor que Matt, se rió también, pero por lo bajo. Al chico también le pareció ver al lobo reírse.

- Tranquilo, chico de fuego -alzó las manos el rubio, el más joven-. Yo soy Markov y el que está ahí...

Markov era un chico de una estatura media, con ojos azules y pelo rubio platino, a diferencia de Matthew que tenía el pelo de un rubio oscuro. El carácter que parecía mostrar era el de un chico inteligente, muy pensativo y como si tuviera que pensar dos o tres veces en las cosas antes de llevarlas a cabo.

- El fantástico e inigualable Axel Reed -se acercó y le revolvió el pelo.

Axel, en cambio, era un chico con el pelo negro y piel algo morena. Sus ojos de color castaño parecían indicar en todo momento: "Cuidado, que muerdo", por lo que no solía tener mucha gente cerca. Era muy impulsivo y, como hubiera dicho Matthew, un chulito playa que siempre se terminaba haciendo el importante.

- Vale, genial... -se quejó Matthew-. Podríais haber evitado poner a vuestro chucho encima mío...

- Oh, es que no es nuestro perro... Ni siquiera es un perro -explicó Markov, aguantándose la risa-. ¿Profesor?

- Ya tuvisteis que desvelar la sorpresa, ¿eh? -murmuró el lobo, desde su posición. Tras eso, el lobo se fue transformando en un hombre, que se levantó y miró al chico de la cama-. Soy el profesor Richard Lawler, aunque puedes llamarme Rick, simplemente.

Axel se sentó en la cama y soltó una nueva carcajada, mientras Matthew retrocedió y apartó levemente la mirada.

- Y está desnudo... Efectos secundarios de sus poderes -notificó Axel.

Markov se frotó la frente bajando la mirada, mientras el profesor empezó a reírse sin vergüenza alguna. Matthew suspiró e intentó relajarse.

- Mira, Matthew, ¿me equivoco? -le preguntó Markov, ladeando la cabeza, a lo que Matt asintió-. Está bien. Nosotros dos somos tus compañeros de habitación, así que no tienes porqué preocuparte. 

- ¿Compañeros de habitación...? ¿Profesor...? ¡Esperad! ¡No quiero estar en un orfanato instructivo! -exclamó el novato, pero antes de que pudiera salir de la sala, volvía a estar confuso en la cama-. ¿Qué...?

- No juegues con la velocidad, muchacho. Markov y yo somos mucho más rápido de lo que crees -informó el profesor, sonriendo ladeado.

Matthew miró a los dos, entre asustado y pensativo.

- No estás en un orfanato... Bueno, prácticamente, pero no. Estás en un internado, pero no uno cualquiera. Aquí todos tenemos un superpoder o varios. Por ejemplo, yo tengo supervelocidad y rayos X. Axel...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 04, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Los héroes de los elementos I - Fuego elementalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora