Estrellas que mueren

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N/A: La tardanza no tiene perdón, pero algunos ya sabrán que me robaron la laptop y con ella perdí casi todas mis cosas. Lo lamento de todo corazón. 

***

—¿A dónde vamos? —cuestionó Kuchiki media hora después al darse cuenta de que estaban abandonando el pueblo de Karakura, el auto de Ichigo girando en varias esquinas hasta que después de varias curvas estaba atravesando un pequeño camino de tierra.

—Es una sorpresa —el pelinaranja respondió con una sonrisa satisfecha formándose en su rostro.

—Vale, deja que reformule mi pregunta... ¿me va a gustar esa sorpresa?

En ese instante Ichigo se rió abiertamente, mirando de reojo a la chica sentada en el asiento de copiloto.

—Piensas demasiado en ello, enana.

—Ja —refunfuñó— Tal vez debí dejar que te metieran en la cárcel por un par de horas. Eso me hubiera ahorrado el pensar demasiado.

—Anímate gruñona, casi hemos llegado.

—¿Llegado a dónde? —inquirió incrédula Rukia mirando hacia el oscuro camino que había ante ellos que parecía llegar a un campo abierto abandonado— ¿En medio de la nada?

Ichigo sacudió su cabeza con condescendencia y apartó el auto al borde del camino hasta que lo detuvo y apagó el motor, y con aquel, las luces.

—¿Estás bien? Pareces inquieta —hizo una pausa, su suave sonrisa transformándose en una expresión seria cuando analizó el rostro de Rukia— Solo porque te conduje fuera de Karakura no significa que te vaya a hacer daño. No te pondré ni un solo dedo encima si así lo quieres.

Rukia asintió, bajando la mirada hacia sus pies con una sonrisa tímida en sus labios.

—Ya lo sé.

Un apenas perceptible suspiro de alivio abandonó los labios de Ichigo ante esa respuesta. Levantó la mano hacia el techo del auto y abrió la ventana que allí había, dejando pasar la fría brisa de la noche en el interior. Rukia tembló levemente y asió más la chaqueta sobre su figura.

—¿Tienes frío?

—No, estoy bien.

Ichigo rodó los ojos, casi incrédulo y se quitó su propio abrigo, dejándolo caer sobre los hombros de la chica. Atajó cualquier protesta que ella pudiera tener al respecto con una simple orden:

—Mira arriba.

Rukia se lo quedó mirando atónita por un segundo, sospecha pareciendo brillar en sus ojos pero al ver su sonrisa, cuidadosamente levantó la cabeza y su mirada hacia arriba. Y se le cortó la respiración.

—Esto es-

—¿Impresionante? —terminó de decir Ichigo con una pequeña risa entre dientes, sus ojos también mirando hacia el cielo— Es imposible tener una buena vista en Karakura por culpa de las luces y el ruido... Pero aquí fuera, es una historia diferente.

Rukia exhaló despacio, una pequeña nube blanca de vaho saliendo de su boca mientras contemplaba el infinito manto oscuro, plagado de tantas luces brillantes. No podía recordar la última vez que pudo ver el cielo tan hermoso como esa noche. Mirando hacia lo desconocido, más allá de lo que su vista alcanzaba, hacia sentir a Rukia pequeña pero al mismo tiempo se sentía libre, asombrada, fascinada, mientras sentía dentro de su ser ese vasto y asombroso infinito.

—Sabes... —Rukia susurró suavemente, como si elevar la voz fuera a romper la magia— Yo quería... iba a estudiar astronomía después del instituto. En la universidad.

Lo que tenga que ser, seráDonde viven las historias. Descúbrelo ahora