Parte 2

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Dulchetato.
2ª parte

—Lo siento chicas ¿No se los había dicho? —de pronto él me agarra la mano abrazándome—. Les presento a Kagome, es mi novia y mi futura prometida.

Las tres mujeres me vuelven a ver mientras yo me quedo atónita observándolo a él. Esto es algo que nunca esperé.

—¡¡¿Qué?!! —gritamos las 4 al mismo tiempo con lo cual al final logra que las 3 zorras regresen casi corriendo al interior de la casa murmurando pestes de mí, él se queda conmigo jugando con sus hijos y ambos nos quedamos en un intenso silencio.

—Nunca he podido quitarme de encima a esas mujeres, son del tipo que ven una cara bonita y dinero detrás de ella y se van con cualquiera.

—No creo que seas tan "cara bonita".

—¿No crees que soy guapo? —¡Vaya con el hombre modesto! Pero él tiene un excelente punto, es bastante guapo, así que al final me pongo reír.

—No estás mal, aunque he visto mejores —Sesshoumaru levanta la ceja indignado cuando Sakura se llega a acostar a mi regazo, ambos estamos sentados en unas bancas observándolos jugar.

—Chueño —me dice ella bostezando cuando Haku llega caminando muy despacio bostezando y restregando sus ojitos.

—Creo que es hora de que me retire —los 3 me vuelven a ver mientras los más pequeños enternecen sus miradas.

—¿Podrías quedarte a ayudarme? Como te dije antes, su nana tuvo que irse este día y estoy completamente solo con estos demonios —Sakura y Hakudoshi sonríen en complicidad.

—¡Owaf! Quédate.

—Pero... Yo no sé nada de niños... —Sesshoumaru se acerca murmurando quedamente en mi oído.

—Yo tampoco sé mucho, así que es preferible dos que no saben nada a uno que no tiene idea de lo que está haciendo.

El comentario me hace partirme de la risa, así que tomo en mis brazos a Sakura y junto a su padre nos encaminamos al tercer piso de la majestuosa casa atravesando la terrorífica decoración mientras le voy susurrando el cuento de la caperucita roja a la pequeña para poderla distraer. La habitación de ambos es sumamente grande y espaciosa dividida en dos partes, la de Sakura es rosada y con papel de princesas y unicornios, mientras que la Haku está llena de autos y Transformers, lo sé porque estos últimos son la fascinación de mi hermano Souta.

Sesshoumaru me pide de favor que los bañemos así que a pesar que hacemos un tremendo desorden finalmente lo logramos, Los vestimos con sus pijamas, la de ella es de un oso pardo con todo y sus orejas parecido a mi traje, mientras que la de él es la de un oso panda, vestidos desde los pies a la cabeza, los acostamos mientras nos piden un cuento.

—Peyo Owaf no —recrimina Sakura—, Owaf no shabe.

Recuerdo que el cuento de la caperucita roja iba que era una niña que tenía una abuela que se murió porque se la comió el lobo y luego se arrepintió, no sé porque no le ha gustado la historia. Sesshoumaru toma un libro de uno de los estantes y coloca un CD en el aparato, se sienta en una mecedora en medio de ellos mientras yo lo hago en el suelo apoyada en la cama de la pequeña. Él empieza a leer la historia y a medida va avanzando de los parlantes salen sonidos de arroyos, animales, lluvia, dependiendo de lo que él vaya diciendo así avanza con los sonidos especiales, al final descubro que la historia era la de Bambi, quizás no la escuchaba desde que tenía 5 años.

—¿Kagome? —escucho su voz a lo lejos—. Kagome, despierta —abro mis ojos y me encuentro a Sesshoumaru intentando despertarme con dificultad.

DulchetatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora