John

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Un mundo: G-34. Tan despoblado como un panal de abejas (seco, obviamente), un ambiente frío, parece ser otoño todos los 247 días del año. La mitad de las ciudades destruídas, y la otra mitad, a punto de derrumbarse. Ya se imaginarán cuán perfecto es nuestro estadía.
Dos personas importantes, John, y yo (importantes para mi, claro está. Porque luego vendrá gente a decirme que no, que el Sir Hordfik es mucho más importante junto con otros demagogos, corruptos, e idiotas "gobernantes"). Aunque bueno, eso se hubiera dicho antes, antes del """""simulacro""""" de Uhmyr (aunque de simulacro no tenía nada)... pronto entenderán todo de lo que hablo.
-¡Para! ¡Eso arde, idiota!- grita John, como es de costumbre de ese llorón.
-Espera... no falta mucho -Supongo que a lo largo de esta sesión de reparación y aleación de su ojo nuevo se lo he dicho unas 4 veces. -Y ya está, querido amigo mío.
-¿Ya está? Y... ¿qué se supone que hace?... es decir, me dijiste todo lo teórico, los rayos láser, la visión infrarroja, el bluetooth incluído; ¡pero nunca me dijiste cómo usarlo!
Algo que caracteriza a John muy bien es su fuerte y notable testarudéz. Eso y que es un topo parlanchín. Sí, tal como han leído, es un topo que, bueno, básicamente habla. ¿Por qué? Hay varias historias, pero les contaré la que mi mejor amigo, John, me contó. Era una criatura de bebé topo, hasta que después del """"simulacro"""" (no me canso de usar comillas) de Uhmyr, donde una bomba de radiación UV y líquido de Metereolosisis (llamado también MTrSs) Furt-5-C; cayó, y formó un gran pozo de estos mismos ingredientes, con el MTrSs predominante en ese espeso lago. Tan profundo como un barranco, no un barranco de dos mil metros, pero sí uno un tanto profundo. Pues John, como todo subnormal que es, tropezó y cayó en él, ¡lo peor es que estaba enfrente su padre! A lo cual su padre desesperado busca ayuda (muy difícil, ya que también es un topo, y él no habla), y si no hubiese sido por un grupo especializado (de esos que solo comen rosquillas todo el día) John hubiera muerto ahí. Ahogado.
Pues, ¿qué pasó después? La caída a ese lago, le formó una mutación en las cuerdas vocales, ¡permitiéndole hablar hasta 7 idiomas!: ruso, inglés, alemán, japonés, chino, francés, y nuestro favorito; español. Beto a saber, desde cuando se habla cayendo en un líquido potencialmente radioactivo, pero así pasó. Además de dejarle un ojo ciego. O al menos así me lo contaron.
Pasando de las preguntas estúpidas de mi estúpido amigo topo, con su estúpido ojo verde (y el otro, que le acabo de poner de un estúpido color rojo) y sus 50 estúpidos centímetros de terror; fui a la habitación y tomé un espejo. Cuando iba de regreso a John, me di cuenta de lo desordenada que estaba mi casa. Una casa no muy grande, dos habitaciones, un pasillo, una cocina junto a una barra que servía de comedor, y pues, la sala que también es mi lugar de maquinaria. Pero, ¡por favor! En ese momento vi a mi casa de la peor forma que haya visto antes. Un sillón volteado de cabeza, fideos tirados en el suelo con un montón de moscas alrededor, y una especie de musgo raro azul en la esquina de la sala. Temía que llegase a moverse.
-¿Qué tal el diseño? Es último modelo- bromeo a John, poniéndole el espejo frente a él.
-¡Wow! Es... fantástico, bróder -su cara de asombro me hizo sentir satisfecho.
-De nada, tonto, luego me lo pagarás.

2525Donde viven las historias. Descúbrelo ahora