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Londres, Sábado 21/05/1989. 10:00 a.m

Era raro, en realidad muy extraño de por sí que un coreano se encontrara en Inglaterra, pero más irreal, para mí, era que hayan dos.

No creo que sea fácil para él vivir en un lugar en el que hablan un lenguaje tan extraño como el inglés, ya que para mi no lo era. La directora de la escuela nos había juntado en el mismo salón por ese motivo, para que se nos hiciera más fácil el convivir con chicos de un país que no conocíamos del todo. Típico, juntan a dos que no saben casi nada para que se puedan adaptar.

Raro.

Más bien, típico de una escuela pública.

Él era un chico demasiado diferente a mí, todo aplicado, buena vestimenta, sin ningún problema alguno, o al menos eso parecía. Pero en cambio yo, era de los típicos vagos que no les gustaba hacer nada, que vivía de sus malditas adicciones.

Es triste saber que lo habían involucrado, porque si estuviera en su lugar me sentiría disgustado y haría lo posible para poder alejarme. Pero en cambio el parece disfrutar el estar junto a mí.

-Hoseok-llamó el pequeño, porque sí, era de menor altura que yo aunque ambos tuviéramos la misma edad de 17 años.

-Hmm- dije sin ánimo alguno mientras buscaba mis benditos cigarrillos en cada uno de los bolsillos que tenía mi pantalón, el cual era muy ajustado.

-Tenemos que entrar a clases- dijo algo preocupado, ya que nos encontrábamos en la entrada de la institución y hoy nos tocaba clases de inglés, las cuales eran particulares para ambos.

-Jimin-suspiré-Estaremos bien, tampoco es como si nos fueran a expulsar por llegar cuatro o cinco minutos tardes. Les diremos que se nos hizo tarde por culpa del autobús- iba a colocarme un cigarro entre mis labios pero mi acto fue interrumpido por unas manos.

-No-dijo serio- Entremos ya- y sin dejarme protestar comenzó a caminar en dirección a la entrada. Debo decir que esa actitud que adoptaba a veces me gustaba, no sabía por qué, pero Jimin, o como le digo a veces "el chico Park", me llamaba demasiado la atención.

Rodé los ojos mientras comenzaba a seguirle el paso, era un pesado, pero a veces esa parte de él me parecía tierna. Hasta llegaba a creer que se preocupaba por mí.

Caminamos por todo un pasillo hasta el final de este en busca del salón 213. El edificio se encontraba vacío, tan solo lo transitaba la directora, uno que otro auxiliar de servicio y nuestro profesor o al menos eso creíamos. Claro, era normal que no hubiera ningún otro alumno además de nosotros, porque era sábado. No había peor tortura que ir a la escuela un sábado a las nueve en punto. Maldita seas Inglaterra y tus profesores estrictos.

Nos paramos frente a la puerta del salón mientras esperábamos que alguien viniera a abrirlo, ya que estaba con llaves. Estaba intentando de mantenerme firme ya que la noche anterior me había propuesto beber hasta quedar sin una gota de alcohol en las cinco botellas que me compré en aquel bar, no sabía hablar muy bien el inglés, pero si sabía pedir un buen par de cervezas.

-¿Volviste a beber anoche?- me preguntó Jimin con sus brazos cruzados mientras dirigía su vista a otro lugar que no era mi rostro. Nunca dirigía su vista hacia mi rostro cuando me decía ese tipo de cosas...

-Si- respondí seco, porque la verdad debería saber que son mis asuntos, ya antes me ha pedido que deje de hacerlo. Pero que él me lo diga no hará que cambie, o al menos eso creo.

-Te dije que dejaras de hacerlo al menos cuando vengamos aquí los sábados-bajó su mirada hacia sus zapatos.

-Y yo te dije que...- alguien nos interrumpió.

Mi adicción. (HopeMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora