Ella se levantó rapidamente del sofa, se le habia hecho tarde para ir al trabajo y si habia algo que ella no podia permirtirse era faltar a su trabajo. Su trabajo la apasionaba, era duro arduo y claramente la dejaba agotada y exausta cada día, pero lo amaba con el alma, aunque claro no le dejaba mucho tiempo para vida social, amantes, o hobbies, pero ella no se quejaba. Habia desidido hace mucho tiempo enfocarse en el y no lo cambiara ni por diez aventuras a la semana, bueno, salvo si era con su jefe...
Ese hombre siempre habia hecho que se calentará como radiador en pleno invierno. A diferencia de todos sus demas compañeros de trabajo que siempre la miraban o le coquetiaban, el siempre era igual misterioso, caballeroso, amable y profesional pero condenadamente sexy. Nunca le habia dedicado ni una sola mirada lujuriosa desde que habia entrado al puesto de secretaria, no importaba que tan corta llevará la falda ni cuanto rimmel se pusiera el no se habia mostrado interesado ni por un segundo y eso la volvia jodidamente loca. Seria afortunada quien tuviera a ese ejemplar masculino en su casa: alto, morocho, con una tonalidad de piel ligeramente bronceada y abdominales bien marcados que se daban a notar atraves de una camisa blanca de lino que utilizaba religiosamente todos los dias laborables, sus ojos color verde intenso que la deslumbraran todos los dias y desprendian una peligroso brillo de inteligencia con un toque de perversidad -todo un hombre de negocios- pensaba ella y su cabello negro era corto y deliciosamente sedoso, como ella habia podido comprobar un dia en el que casi se cae un en tropiezo, pero la rescato justo a tiempo y ella habia pasado sus brazos alrededor de su cuello y acariciado el comienzo su incipiente nuca "sin querer".
Ella no era una calienta-braguetas ni mucho menos, pero era tan extraño que no la mirará ni la tocara como la mayoria de los hombres deseaban hacer, que eso la habia insitado a probarlo y poner en prueba sus buenas intensiones mediante un muy sencillo plan: usar ropa más ajustada y provocativa, arreglarse mejor para ir a trabajar y aprobechar cualquier oportunidad posible para agacharse delante de él. Pero nada, nada de nada, ni la miro, ni la toco, ni se le insinuo como ella esperaba. Y ella ya no planeaba intentar exitarlo más, el no tomaba en cuenta sus actos asi que prefirio dejarlo asi y centrarce en ser profesional y eficiente, despues de todo si hacia sus actos más notorios él la tacharia de una cualquiera y es lo que menos queria.
La desanimaba darse cuenta de que probablemente esa sería su última semana junto a él. Le habían ofrecido un puesto elevado en una de las grandes compañias con las mantenían acuerdos, y ella estaba ansiosa por aceptar. Se había cansado de estar día tras día babeando tras un escritorio por alguien aquien claramente no le interesaba en lo absoluto más que por una relación laboral. Ya estaba decidido, presentaría su renuncia ese mismo día y se encargaría el resto de la semana de encontrar un remplazo.
Desiaba salir de esa cotidianidad absoluta en la que se encontraba, se mudaría lejos, a Chicago. Se forgaría un nombre y una carrera, encontraría a un hombre y dejaría de pensar, soñar y añorar a su estupido y delicioso jefe.
Se dió una rapida ducha de 5 minutos, se vistió lo más rapido que pudo se puso unas braguitas negras con sujetador haciendo juego, una falda de tubo color rosa pastel y una camisa blanca transparente y unos zapatos de tacon negro haciendo juego. Una vez su atuendo estuvo completo se puso un poco de rimel y brillo labial y tomo su cartera y su celular abandonando su preciado monoambiente que se encontraba convenientemente a unas calles de la oficina.
Paso por el Starbucks que habia enfrente de la oficina y dandose cuenta que sus denotados esfuerzos por llegar a tiempo habian funcionado y tenia 15 minutos de sobra. Compró un Expresso fuerte con azucar para él y otro para ella, desde que lo habia visto tomandolo se habia vuelto su café favorito...
Llego a su escritorio y empezo a leer las reuniones que tenían programadas para hoy, nada muy importante pero seria mejor que cuando llegará estuviera todo listo asi que fue a su oficina y comenzó:
-Preparo el proyector con el cuál mostrarian cuál habia sido el desarrollo de la empresa este último mes.
-Dejo el cafe junto con un vaso de agua en su escritorio, junto con las carpetas que debía entregarle a los miembros de la junta directiva.
-Introdujo el pen-drive y se dedico a pasar todos los informes en los que habia estado trabajando tan duro durante toda la noche, despues de darle los últimos toques a las presentaciones.
Y por último se escurrio en su asiento y redactó se carta de renuncia, la imprimío y la dejó en su escritorio junto a todo lo demás. Luego volvió a su asiento y no paso más de un instante hasta que lo vio entrar, deslumbrante con su barba recien afeitada, su cabello desordenado y vistiendo un traje gris al cuerpo que le quedaba de muerte. La saludo con una leve sonrisa y un breve, frio e impersonal:
- Buenos días, Cloe.
-Buenos días, Señor Johnson.- respondió ella en un tono carente de emoción, muy diferente al que le había dedicado todas las mañanas desde su llegada hacia 3 años. Pero el no lo notó y siguio su rutina como siempre.
Luego de lo que pareció una larga espera, ella oyó que la llamaba de desde el comunicador del telefóno:
-Emm. Cloe ¿podrías venir aquí por un momento por favor?- su voz se oía desorientada, casi perpleja. Se apresuró a ver que era lo que le producia tanta confución y frnció el ceño ante ese tono tan inpropio de él.
Tocó la puerta y espero a que le respondiera:
-¡Adelante!- se escuchó debilmente atraves de la puerta.
Tomó una larga respiración y luego entró. Allí se encontraba él con una expresión compunjida y triste en su hermoso rostro, ella lo miró preocupada y se preguntó que le podría haber pasado para que este tan desolado...
-¿Qué es esto Cloe?¿Comó que te vas?¿Cuando, donde, por qué?- levantó la hoja de su renuncia y la dejo de forma brusca en el escritorio.