Capitulo 3

23 1 0
                                    



¡JA! en serio que fue muy estúpida- reí,- claro que en aquel tiempo era apenas una niña tonta por demás decir, nunca me imagine que algo así me podría pasar, creia que las personas eran buena, y que los malos en el fondo no eran tan malos- rio con mas fuerza. los recuerdos aparecen de nuevo, erizando mi piel – parece que fue ayer- susurre, y la tristeza de nuevo me invadió –inteligencia emociona Lis.

Desde ese día todo cambio, todo lo que conocía, lo que creía, lo que soñaba se desvaneció, nunca perdí la esperanza de despertar de esa pesadilla, de estar de nuevo en mi habitación con mi familia y mis amigos, ilusiones de una niña supongo, pero con el paso del tiempo fui cambiando, hoy en día, siento que esa niña esta en una capsula, de la cual no pretende salir nunca. Respiro profundo levantándome de la cama- a ducharse

FLASHBACK

-no me pueden hacer esto- pedí, las lagrimas no paraban de correr y mi corazón latía a mil por hora- por favor- rogué, la "doña" me miraba con... ¿lastima? Y sabía que por mas ruegos que diera nada funcionaria. -¿Por qué?- pregunte.

-Por que la vida – respondió aquella mujer de labios rojos- es una porquería querida, y por mas que quiera dejarte ir no puedo- la Doña era una mujer de unos cuarenta o cincuenta años, su cabello era largo y negro, su piel blanca y vestía la mayoría del tiempo con corseé y mayas.

Tres días, desde que me dejaron en ese mugroso lugar, y aun no entendía por que todo esto me pasaba a mi, cada noche, cada día, cada segundo me lo preguntaba y nada ni una respuesta. Me había explicado que ese lugar era un prostíbulo- lo cual ya sabia- y que debía trabajar allí para encontrar mi libertad. De mesera pensé, pero no, obvio no, prostituta habían dicho. Intente escapar unas tres veces al día, pero no podía era casi imposible, yo no quería prostituirme, nunca había estado con nadie, y eso lo sabían ellos, pero según me dijeron ya tenían el indicado que había pagado mucho por mi. Mi temor se hacia cada vez mas fuerte, se supone que mañana seria el día en que todo pasaría, y aun así no sabia que hacer.

La Doña se acerco a mí y como todas las noches me puso un sedante el cual ni supe en que momento perdí la consciencia.

-POR FAVOR NO ME OBLIGUEN- rogué desde que abrí los ojos, el solo pensar que hoy seria el día que todos esperaban con ansias me hacia querer vomitar. Nada había funcionado, ni siquiera ofrecer la fortuna de mis padres, estas mujeres tenían mas miedo que vicios.

La Doña me había escogido un vestido tan corto que a duras penas podía moverme, unas medias negras y unos tacones con los que me costaba caminar, me maquillaron y peinaron. Yo luche, solo que no se puede hacer mucho si tienen una pistola en la cabeza. Lloraba y eso nadie me lo impedía, por lo que el maquillaje luego de aplicarlo por tercera vez, lo colocaron a prueba de agua. Cada minuto que pasaba temblaba más y más.

...

Me sujeta las manos con las suyas, grito y muy fuerte pero la música esta tan alta que nadie puede oírme y aun así me escucharan nadie haría nada por mi –No- suplico – Por favor no me lastimes- le ruego pero el no me escucha, es un chico como de mi edad, en su rostro se notaba que no quería estar aquí, pero por lo que pude notar su padre era algo estricto, incluso habían dos hombres armados tras la puerta. Mis lagrimas corrían como cascada-NO- gritaba una y otra vez, luchando por zafarme de el pero me tiene atada y no había mucho por hacer.

-No grites- pidió – Terminemos con esto de una vez.

-Por favor no- y por primera vez nuestras miradas se cruzaron. Me sujeto con mas fuerza, rasgo mi ropa, me acaricia y besa mi rostro junto con todo el cuerpo estaba tan drogada que a duras penas podía hablar, de un momento a otro siento una presión tan fuerte que ahogo un grito y cierro mis ojos fuertemente , y vuelve de nuevo- AH – Grito, creo oírle pedir disculpas pero ya esta, lo sabia, sabia que ya no había por que luchar por que ya todo por lo que había luchado lo había perdido, y lo único en que pensaba era el por que todo esto tenia que pasarme a mi.

Abro los ojos de golpe, y por un segundo siento que todo había sido una pesadilla pero el dolor estaba ahí, al igual que el, dormido tomándome de la cintura. Observe todo por un momento, no sabia que hacer, o sentir, no sabia si era impresión, asco, dolor, tristeza, asco, asco, era eso, asco. Me cuesta zafarme de el, y mas aun caminar hacia el baño, lo observo y duerme como un tronco, pensé en matarlo, sin importar lo que me pasaría, pero no tenia fuerzas para nada, entro al baño y cierro la puerta con llave, me miro en el espejo, recordando una y otra vez.

Como de un momento a otro te cambia la vida, la perspectiva que tientes sobre ti mismo. Antes me miraba en el espejo y veía a una chica que en algún momento podría llegar a enamorarse, casarse y ser feliz. Hoy solo veía un despojo humano, un cuerpo usado y maltratado, como un pañuelo, sucio y roto, si eso es, así me sentía sucia y rota.

Como alguien podría ser tan cruel, como alguien podría predisponer así de la vida de los demás como si las personas fueran objetos. Necesito Quitarme estas marcas del cuerpo, este sentimiento de suciedad que me invade, pero por mas jabón que use por mas agua que corra sobre mi no se iban, nunca se iría.

Pienso una manera de como seguí, sin sentirme que me muero por dentro cada minuto de vida, y en lo único que pensaba era en lo que había pasado. Grito y mis piernas fallan cayendo hacia el piso de la ducha, el agua no deja de correr al igual que mis lagrimas, oigo que tocan la puerta. Cubro mis labios- vete- susurro- vete por favor- ruego para mi, y de cierta forma oigo la puerta del cuarto cerrarse, y suspiro aliviada.

Horas después estoy tumbada en el piso de la habitación con la toalla puesta, me había bañado unas diez veces y me sentía exactamente igual, tocan la puerta y me arrastro hasta el rincón del cuarto. Observo espantada quien era y veo que es la Doña, que en cuanto me ve su rostro se torna triste, pero sacude su cabeza y de nuevo sonríe.

-Querida-Me llama. Odiaba su voz, quizás ya estaba condicionada a odiarla, o por lo menos a alguien tenia que culpar de todo esto – debo decir que el cliente quedo- calla por un momento- debes arreglarte por que hoy en la noche- ni siquiera sabia que ya era de día- como en tres horas- corrige mirando su reloj – tendré a tu segundo cliente-palidezco, segundo ¿que?- debes estar lista- su voz cambia de alegre a triste,por mi expresión supongo, baja la cabeza y sale. Segundo cliente, recordé espantada...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 24, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Corazón de concretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora