A veces doy paseos. Paseos largos, caminatas, excursiones. Viajes que me llevan a lugares distantes. En ocasiones son localidades inhóspitas, oscuras, tenebrosas, que descontento es la única sensación que me provocan; otras son territorios preciosos, donde rendido caigo ante su belleza, y que aunque melancolía siento, la estadía es suficiente para olvidarlo.
Pero vuelvo, siempre. Aunque un hada en el camino de vuelta me encuentre, aunque monarca del reino sea proclamado, aunque incluso mi mayor deseo sea concedido en el caso de quedarme... vuelvo.
Vuelvo con regalos, ofrendas y obsequios que ayudan a construir esta torre más fuerte... o más débil.