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Todas las tardes quedábamos en aquellas escaleras...

Eran nuestro pequeño rinconcito, nuestro pequeño momento...

Sabíamos que alli ninguno de los dos estaba enfermo, sabíamos que yo no tenia cancer y que ella no se cortaba, sabiamos que alli podiamos desahogarnos sin preocuparnos de los pensamientos del otro...

Y asi era todas las tardes nos contábamos nuestros miedos y acabábamos con un roce de labios, sumamente cuidadoso...

El cancer era una pesadilla, los cortes eran su maldicion, pefo cuando estabamos juntos...
Todo eso no era mas que pensamientos lejanos, enterrados en el fondo de un gran foso cerca de las raíces de algun viejo árbol....


Mi Pequeña ArtistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora