La chica que lo ve todo en blanco y negro, la loca de los gatos, la jefa del club de los lunáticos muertos, la obsesionada con las estrellas apagadas, la indefensa adueñada de la capa de invisibilidad de Harry Potter, la personificación de los días rojos de Holly Golightly, la experta en desenamorarse a base de fumarse sus propias esperanzas.
La niña apartada a la que se le rompió el corazón de tanto golpearlo con mentiras (y de eso va toda esta mierda, de mentiras. Aquellas que te dibujan agujas que te pinchan el corazón y mordazas que te asesinan la garganta, esa clase de mentiras. Aunque a partir de ahora esa palabra estará prohibida, ¿de acuerdo? No se podrá decir bajo ninguna circunstancia, como Voldemort o algo así, ya sabéis).
Esa es ella (o esa soy yo, ya tan siquiera lo sé). Y esta es su historia; una historia de soledad, amor, locura, desgastes y pompas de jabón que en otra vida han sido algún que otro “te quiero” prefabricado.