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Prólogo  

En mi lista de prioridades jamás encontrarias la palabra amor. Quizá amor fraterno o de amistades, pero romántico nunca. Infinidades de libros, llantos de amigas y algunas malas relaciones construyeron en mi un muro enorme basado en desconfianza y recelo respecto al tema.

    No buscaba el amor y de cualquier forma tampoco lo necesitaba. Constantemente pensaba que yo no servía para ello y que jamás me enamoraría, aunque me hacia feliz que otras personas pudieran. 

Mis amigas repetidas veces me decian que tenía que abrir mi corazón a futuras personas. Bueno… lo intenté unas cuantas veces y al parecer no salió como un cuento de hadas, ya que ésta es la vida real.

    Tenía un plan para mi vida –mejor dicho metas- que no incluía las palabras amor, pareja y mucho menos matrimonio. Esa sola palabra me daba escalofríos y pesadillas.

Volviendo al presente...

   Primer año de Universidad, todo un mundo por conocer, nuevas puertas a distintas realidades; pero lo más importante es que era el camino seguro a mis sueños. Deseaba viajar por el mundo y tener la vida que siempre habia querido, quería ayudar a mi alrededor para hacer un mundo mejor.

     La Universidad realmente asusta en un principio ¡no sabes que ocurrirá!, podrías conocer a un montón de gente, como también no congeniar con nadie y estar completamente solo. Eso sólo depende de la forma en que te paras frente al mundo y yo, por supuesto, quería ser parte de la primera alternativa. Encontré un grupo de personas parecidas a mí y estoy feliz de que actualmente puedo llamarlas amigas. 

     Muchas cosas ocurrieron, reí y lloré, conocí y perdí personas importantes; pero de eso se trata la vida ¿no? Uno debe pararse al caerse y de esa forma volverse mas fuerte, lo que no te mata te hace más fuerte. Por eso mi objeto favorito es la flecha, ya que para dispararla se debe tirar hacia atrás y es lo mismo en la vida. Cuando algo me tire hacia atrás, quiere decir que viene algo grande y genial, por lo que no debo perder mi objetivo.

    El tiempo pasó y estoy muy feliz. Buenas notas, buenas relaciones, mi vida salía exactamente como yo quería y me sentía completa. Además había conocido una persona que me hacia sentir bien, pero tenia claro que él no interfiriría con mi vida.

     Siempre he podido sentirme así si tengo a mi familia y amigos a mi lado; y como dije anteriormente no necesitaba de una pareja para sentirme equilibrada.

      Aunque esto estaba por cambiar.