Capítulo 6

537 22 0
                                    

POV. KATRINA

Luego de salir de la escuela me dirigí a mi casa un poco cansada, mi móvil sonó, era Grabiel invitándome a salir, pero por más que me negué me amenazó con venir a buscarme a la fuerza y como lo conozco y estoy segura que es capaz de hacer todo lo que me dijo, terminé aceptando. Después vino lo peor, convencer a Ana de salir con nosotros, está sí que se negó pero Grabiel me pidió que metiera mi ropa en un bulto para que fuéramos a la casa de ella, y no tendría más opción que ir con nosotros.

Cuando llegamos a una discoteca cerca, nos bajamos del auto y nos adentramos en el interior, todo estaba oscuro con luces de colores, la música alta, y gente por todos lados. Fuimos a la barra a pedir un trago y nos sentamos en una mesa pero después de un tiempo Grabiel logró convencer a Ana para ir a bailar ya que yo no quise.

-Una chica tan hermosa y sola en este lugar – giro y me encuentro con un chico moreno.

-No estoy sola

-No veo a más nadie – no le contesté – Te invito un trago.

-No, gracias.

-No te drogaré, si es lo que piensas.

-No te conozco

-Tú lo pides y yo lo pago, haci estás segura. – me dice ¿divertido?

-Está bien.

Bebimos el trago y nos fuimos a bailar. Me sorprende que no haya intentado nada, como harían otros tipos. Volvimos a la mesa luego de comprar otro trago.

-No me has dicho tu nombre – dice el moreno

-Oh, disculpa, me llamo Katy

-Milán, mucho gusto.

¿Dónde se habrán metido Ana y Grabiel? No los veo por ninguna parte de este lugar. No sé pero me estoy divirtiendo, la verdad es que Milán es muy divertido. Miro por todos lados y veo entrar a dos personas muy conocidas. No, no puede ser, si me ven aquí tendré problemas. Me levanto sin importarme que mis amigos están bailando, ni que dejé a un Milán confundido y  salgo corriendo para irme a mi casa, así sea caminando pero si Kate y Gova me ven aquí, no se pondrán nada de contentos y se armará la grande.

En mitad de camino choco con alguien haciendo que su trago se caiga en mi ropa. Mierda, ¡mi pantalón es blanco! Miro mi ropa, muy bien por lo menos el trago solo me callo en la blusa y no en el pantalón. Me sacudo la ropa, me disculpo sin mirar a la cara a la persona y mirando para todos lados buscando a mi hermana con la mirada pero no la veo. Bien, es mi oportunidad de irme, quizá está bailando o en la barra. Siento que alguien se me acerca y me dice algo al oído, OH DIOS esa voz, ese perfume, el aliento en mi cuello. Giro la cara de forma brusca y para mi sorpresa SI, es él, el profesor Schajriz. Le contesto a lo que  me dijo, me despido y salgo a toda prisa. Me detengo en una esquina a pensar. A ver, esta es mi situación: estoy en tacones, cosa que mis pies no aguantaran mucho, ¡¡¡Sola!!! Tengo miedo a caminar sola por las calles y más de noche, no tengo a quien recurrir. Ok, definitivamente tengo que esperar a que mis amigos terminen de bailar y que cuando no me encuentren se dignen a llamarme (si es que se preocupan por mi ausencia) y decirles que me lleven a mi casa después de explicarles la razón.

Espero y nada que mis amigos me llaman, ni un mensaje de texto. Estoy pensando seriamente en comenzar a caminar hasta mi casa o llamar un taxi. La idea del taxi se hace más tentadora ya que si me voy caminando, mis pies tendrán las consecuencias mañana. Me pego a una pared, a los pocos minutos siento la presencia de una persona detrás de mí. Ok, creo que esto de salir sola fue un error.

-Hace frio aquí afuera, tienes que estar helada con esa blusa – no lo puedo creer,  me volteo, ahí está parado, ahora frente a mí, el profesor Schajriz.

Por amor a la SaludDonde viven las historias. Descúbrelo ahora