Capítulo III

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Habían muchos mensajes como "eres linda cuando sonríes" "me encantan tus ojos" y otros más los cuales no me quiero acordar ahora, me sentía utilizada, traicionada, humillada e incluso decepcionada.

Debí imaginarlo todo era muy bueno como para ser verdad, como pude imaginar de que un chico como Nathan podría enamorarse de mi, debí suponerlo, que sólo me utilizaría.

—Yo... Yo no se que decirte— La voz me sonaba entrecortada .

—No tienes que decir nada— Comenzó Daylin— Te dije esto para que te dieras cuenta de la clase de chico que es Nathan, eres mi amiga y era mi deber advertirte.

Aunque dentro de mi sentía ganas de llorar y correr hasta Nathan y gritarle todo lo que era, decidí contenerme y mostrarme fuerte.

—Te agradezco que me hayas dicho y mostrado esto, ahora quiero estar a solas para pensar— Le dije poniéndome de pie para comenzar a caminar.

—Espera— Llamó Daylin, volteo hacia ella— ¿Estas bien?

—Si, yo sólo necesitó pensar, ¿podrías decir a los profesores que me tuve que irme e inventas alguna excusa?

—Esta bien.

No tenía ganas de entrar a la última clase mi cabeza y mi corazón no estaban ahora como para sentarme en una silla y escuchar a una profesora que sólo hablaba del mal gobierno del país.

Cuando llegue a casa entre de rapidez, para mi suerte en casa no había nadie, así que no tenía que dar explicaciones de por que llegó temprano. Subí a mi habitación tire mi mochila a algún lado y me arroje sobre mi cama. Las lágrimas no pudieron contenerse más tiempo y deje que salieran.

Estaba muy triste y decepcionada porque de verdad me gustaba Nathan y creí que yo a él. Creí que lloraría todo el día, pero no fue así. Decidí ponerme fuerte y decirle a Nathan lo que se merecía, pensé en ir a su casa y decirle todo, pero luego recordé que esta noche íbamos a cenar y en mi mente se ideó el plan perfecto para que Nathan pagara por lo que me hizo.

Nathan me había citado a las 6:00, eran las 5:00 osea que tenía una hora para arreglarme, perfecto, luego de que me diera una ducha, llame a Amanda, primero para contarle lo que había pasado, segundo para que me ayudara a arreglarme y tercero para que luego de la cena ambas fuéramos a un antro, no pensaba regresar a mi casa a llorar luego de que le diga a Nathan todo lo que tengo que decirle, iría a pasarla bien ese estúpido no merecía mis lágrimas.

Amanda vino al rato que la llame. Le conté todo y ella pareció apoyarme en mi plan de "venganza", por así llamarlo, le conté mientras me pasaba la plancha de cabello, ella me ayudó con el maquillaje, en eso era una experta, después de que lo hizo me mire al espejo, me veía asombrosa.

—Nathan lamentara no haberte valorado— espeto Amanda.

—Lo hará, creeme que lo hará.

Luego de eso me ayudó a escoger algo que ponerme y también algo para ella, después de un extenso tiempo de selección logramos encontrar algo que ponernos, yo me decidí por un vestido blanco, sencillo pero elegante, que llega hasta media pierna, con falda acampanada y con un corte de corazón en el escoste, lo combine con unos hermosos tacones blancos, un cartera del mismo color y decidí no llevar accesorios. Amanda, escogió un vestido corto azul rey, el cual combino con unos hermosos tacones beige, un collar largo de oro, una pulsera y unos lentes redondos negros.

Logramos estar lista a las 5:50, estábamos a punto de irnos, mire mi teléfono y note que tenía varios mensajes de Nathan, decidí ignorarlos.

—Oh, espera tengo que llamar a mi madre y decirle que voy a salir contigo— Dijo Amanda tomando su teléfono y apartándose un poco, fue algo extraño Amanda nunca le avisa a su mama que va a salir sólo sale y su madre la llama cuando se hace tarde, pues ya que, siempre hay una primera ves para todo.

Luego de que término de hablar llegó el taxi que había pedido previamente, salimos de la casa, entramos al taxi y nos dirigimos al restaurante.

Narra Nathan

Le había estado enviando varios mensajes a Melody pero no los contestaba, no la había visto a la salida de la escuela me pareció extraño, le pregunté a Daylin si la había visto y me dijo que se tuvo que ir por indigestión o algo así, espero que este bien y pueda ir a la cena es importante que le diga lo que tengo que decirle.

Eran las 5:30 y yo me estaba vistiendo cuando James entró por la puerta, James era mi mejor amigo desde pequeño, a veces era un pendejo pero aún así, lo valoraba mucho.

—Nathan, amigo— dijo entrando— ¿Ya estas listo para tu cita?

—Aun me falta ponerme zapatos— Dije buscando unos.

—Por lo que veo esta cita es muy importante, tu jamás usas esmoquin.

—Ya callate y ayudame a buscar un par de zapatos que vaya con esto.

Cuando por fin los encontré, me peine, cosa que nunca hago, y me eche perfume. Me coloqué que un reloj de plata que mis padres me habían regalado en mi último cumpleaños y me fui al restaurante.

MelodyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora