Capitulo I Parte I "Un Mundo Al Que No Pertenezco"

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            – ¡Espera! – Gritó Jonathan incorporándose rápidamente mientras alzaba su mano para intentar agarrar algo.

             Pero no había nada delante de él, al menos nada de lo que antes había visto. Ni una gran puerta, ni tampoco una hermosa chica que contemplar. En vez de eso sólo una pequeña estantería a su izquierda y una mesa de escritorio a su derecha.

             –  Otra vez igual – Se dijo para si mismo, a la vez que pasaba una mano por la cabeza, pensativo.

             Miró el reloj que se encontraba encima de su mesa. Marcaba las ocho menos cuarto de la mañana, quedaba media hora para que empezara a sonar la alarma que había puesto el día anterior. Aún así, Jonathan se reincorporó sin signos de cansancio o sueño. Aunque quisiera, no podía volver a dormirse. Le era imposible, y todo debido al  sueño que permanecia en su mente, grabado a fuego.

             Contempló su mano con cierto temor. Aún podía sentir en ella el frío tacto del metal de aquella argolla mientras, en su mente, sonaba aún el eco de las palabras que aquella joven le había dicho momentos antes de que él decidiera abrir la puerta. Todo lo que había sentido en aquel sueño le parecía tan real, y a la vez tan cercano. Dudaba de su inexistencia, ¿O era una quimera en la que queria creer?. Siempre que habría aquella enorme puerta se despertaba, ¿Por qué seguía haciendo lo mismo una y otra vez? ¿Por qué no dejaba la puerta cerrada para siempre? Quizás así de esa manera no despertase y podría evitar de alguna forma afrontar otro nuevo día de su triste vida.

             –  En fin, no siempre tenemos lo que queremos o deseamos, ¿verdad?– Dijo resignado, mirando una pequeña foto enmarcada que se encontraba en el escritorio. En la fotografía, se podía ver a un joven de 15 años de pelo negro y un poco alborotado, de profundos ojos azules, que sonreía alegremente mientras estaba arrodillado sobre la hierba abrazando a un perro pastor alemán. Iba vestido con un uniforme de futbol de color azul claro, recuerdo de la época en la que formaba parte del equipo de su antiguo colegio hacía ya más de dos años. Detrás de él había una mujer muy hermosa de mediana edad. Tenía el cabello largo de color castaño, al igual que sus ojos y una sonrisa que contagiaba a la felicidad con solo mirarla. Iba vestida con un vestido blanco de aspecto veraniego. A su lado y abrazándola estaba un hombre, también de mediana edad de pelo negro y un poco largo. Sus ojos eran del mismo color que los del joven y esbozaba en sus labios una sonrisa casi idéntica a la de él.

             No cabía duda de que Jonathan había salido a su padre en casi todo, como una copia en miniatura de él. Ojala pudiera saber con certeza si también de mayor sería como él, mas eso se tornaba imposible. Cogió la foto con delicadeza y pasó el dedo índice de su mano derecha sobre la imagen de sus padres. Sintió un gran pesar cuando lo hizo, mientras unas pequeñas lágrimas resbalaban por sus mejillas para luego caer sobre el cristal de la fotografía.

 Secándose las lágrimas de su cara y del cristal con la manga de su pijama, volvió a colocar el retrato en su lugar. Cada mañana hacía lo mismo y siempre lloraba con aquello. El cariño que les tenía era demasiado grande para evitar olvidarse de ellos, y mayor aún era el sentimiento de culpa que arrastraba para que pudiera sentirse feliz, pues había sido él mismo el que había acabado con lo que más quería en el mundo. Era el asesino de su propia felicidad.

             - ¿Tio Albert?  - Preguntó en alto a la vez que abría la ventana para que entrase un poco de fresco en la habitación. El silencio que continuó a su pregunta le respondió. “Como siempre” pensó con un tono cargado de burla y melancolía. Cualquiera pensaría que, si nadie había contestado a su pregunta era por que no habría ninguna persona en la casa aparte de él,en su caso la lógica no era siempre la ganadora. Aún con el mutismo como contestación, su tío Albert podía estar allí. Lo extraño habría sido que Jonathan hubiera escuchado algo diferente a su propia voz, al menos cuando hablaba en lo que deberia ser su hogar, palabra demasiado calida para esas cuatro paredes.

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⏰ Última actualización: Sep 27, 2013 ⏰

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