-Hola cielo. - Roxy se inclina a darle dos besos a Jesús marcando el escote y apretándose uno pecho contra otro al levantarse lentamente. Me da arcadas y miro para otro lado.
-Hola. - responde Jesús tranquilo, que parece no prestarle atención.
-Puedes venir allí con nosotros. - desvía la mirada a su grupo de clase, que se compone de un par de putillas mas y dos chicos que, bueno, antes eran mas buenos. - No creo que quieras quedarte aqui. - me mira con la misma cara de asco que siempre y le sonríe a el.
-No, gracias. Estoy bien aquí. - la rechaza y su cara es un puro poema en este momento. Jesus le sonríe amablemente y yo reprimo una risa.
-Como quieras, ya te arrepentiras. - se gira, no sin antes guiñarle un ojo, moviendo las caderas frenéticamente con ese pantalón corto horrible y el top negro. Su melena castaña quemada de tanto usar calor para moldeársela le cae sobre la espalda.
-Puedes irte si quieres, no me importa. - digo cuando se va y niega.
-No me hace especial ilusión, la verdad. - tiene una sonrisa tranquilizadora y cálida. - ¿no te llevas bien con ella?
-Es una larga historia. - suspiro.
-Buenos días. - el profesor de Física y Química entra por la puerta y deja los libros sobre la mesa con gran entusiasmo, haciendo que me retumbe la cabeza. - Sacad los libros y abridlos por la página ciento trece, retomemos la lección del otro día.