Capítulo 2- un simple corte

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El sol brillaba con mucha fuerza y unos cuantos rayos de luz iluminaban mi pequeña habitación. Acababa de despertar, salí de mi cuarto todavía con sueño.
Bajé los escalones contando uno por uno como lo hacia todas las mañanas, mientras intentaba ser lo mas sigilosa posible para no despertar a mi madre.

-Son veintisiete. Veintisiete escalones- Susurré

Llegué a la cocina y tome una taza azul en la cual serví un poco de cafe y agregué unas cuantas cucharaditas de azúcar.

Me sente en la silla que estaba al lado de la pequeña mesa de la cocina.

Observé mi celular. Eran las 9:27. Y tenía varios mensajes de mis amigas. Comencé a leerlos tranquilamente. Todos los mensajes decían que les habian dado permiso para ir a "acampar".

"Cierto, lo había olvidado por completo. Debo pedir permiso"

Pensé mientras daba un pequeño sorbo a la taza que contenia ese cálido y oscuro café.

Al terminar de beber el café, me levanté para lavar la taza, pero por estar pensando en que palabras exactamente utilizar para perdirle permiso a mi madre para ir a "acampar" con mis amigas, por accidente solté la taza, causando que esta cayera y se rompiera en varios pedazos de diferentes tamaños.

Comencé a maldecir en voz baja mientras recogía los pedazos de lo que antes era una taza. Empecé a recogerlos del mas grande al más pequeño, y al recoger el último me corté, provocando que soltara un pequeño quejido y volviera a maldecir en voz baja.

Caminé hacia el cesto de la basura y ahí deje esos pedazos de esa maldita taza.

Observé la yema de mi dedo pulgar que tenía un pequeño corte no muy profundo, del cual salía ese líquido espeso y rojizo. Por alguna razón en vez de limpiar la sangre, la lamí. Tenia un fuerte sabor a hierro.

No sé porque razón la lamí, solo sé que algo dentro de mí me decía que lo hiciera, una extraña voz, que nadie mas que yo podía oir. Siempre que escuchaba esa voz, algo dentro de mí cambiaba y no tenía mucho control de mis movimientos, acciones o palabras.

Caminé hacia las escaleras para subir de nuevo a mi habitación, y ahí vi a mi madre en pijama bajando por las escaleras. Tenía ojeras y su rojizo y apenas canoso cabello estab amarrado en un intento fallido de mantenerlo quieto y peinado.

-¿Ahora que hiciste Lucy?, escuche el ruido de algo romperse- dijo mi madre luego de dar un largo bostezo.

-Accidentalmente deje caer una taza y se rompió.

-oh te has lastimado-caminó hacia mi y examinó detenidamente mi dedo que seguía sangrando.

-Es un pequeño corte, me lastimé cuando recogía los pedazos de la taza que rompí, no es profundo.

-Ve a ponerte una curita- dijo y se dirigió a la cocina por una taza de café.

-Ah si... mamá... ¿Me dejarías ir el sábado a acampar con mis amigas?

-¿Con que amigas y desde que hora?

-Con Valeria, Laia, Sophia, e Ingrid. A las 6 de la tarde.

-Puedes ir, pero tengan cuidado- Respondió no muy convencida.

- Gracias, gracias, gracias, gracias- Me acerqué a mi madre y le di un beso en la mejilla.

Subí a mi cuarto dando saltitos de felicidad.

El Cuarto De Los Espejos [pausada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora