Anecdotas 2

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Como pude ser tan estupida, tirarse a una piscina con ropa, pues ala castigada y todo por creer que había una niña en el agua que se había evaporado. ¡Se me habían ido los clavos!
Pero poco tiempo después descubrí que aquella niña hera el agua la veía en todas partes. Porque deberíamos tratar al agua como a una amiga pues ella nos trata como tal.

ClaraaguasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora