Angie no paraba de correr, se encontraba en un largo y oscuro pasillo mientras sus compañeros la perseguían criticándola e intentando alcanzarla.
De repente una puerta aparece en frente suyo, esta oportunidad de salvarse la hace correr más rápido. Pero cuanto más avanza la puerta se encuentra más lejos.
No paraba de llorar pero aún así, bajo el eco de las voces de sus compañeros y de su propio llanto, podía escuchar algo más, algo conocido que llamaba su atención.
Al instante abrió los ojos, y se dio cuenta de que el ruido era el despertador, al que tanto le agradecía por volver a sacarla de ese horrible sueño, que la atormentaba durante las noches. Estaba llorando, como de costumbre, pero hoy sería un diferente día, hoy esperaba poder comenzar de cero y que ese sueño no volviese a repetirse,tanto en sus pesadillas como en la vida real.
Debido al trabajo de sus padres, recientemente se habían mudado a otra ciudad, y hoy sería su primer día en el nuevo instituto. Estaba deseosa de empezar nuevamente y conocer de una vez lo que se siente al ser querida y aceptada por otras personas que no fuesen sus padres. Aunque no podía detener el temor que poco a poco se apoderaba de ella, el temor de que la historia volviese a repetirse.
Ya eran las 7:00, escuchó a su madre llamarla desde el piso de abajo. Cogió del armario sus militares negras, una camisas de cuadros y unos leggins negros. Se vistió, se recogió su largo pelo rubio ceniza en una cola de caballo, se dio brillo en los labios y bajó rápidamente a desayunar donde ya le esperaban sus padres.
Los nervios la impedian desayunar, por lo que puso una escusa para no comer nada y salir antes de casa. Cuando estaba llegando a la parada del autobús vio que ya había alguien esperando.
Apagó su ipod y se sentó junto a la muchacha de unos 16 años, al igual que ella. La chica llevaba recogido en forma de trenza su cabello pelirrojo.
-Hola-dijo Angie tímidamente-
-Hola. ¿Tú eres la nueva?-preguntó desvergonzada la muchacha, mientras Angie no paraba de mirar esos ojos azul celeste, que la observaban esperando por su respuesta.
-S...sí, me llamo Angie. ¿Y tú eres...?
-Tú nueva amiga, Cristine, pero puedes llamarme Cris. Todos lo hacen.
-Gracias he de reconocer que pensé que estaría todo el día yo sola. Mira ya llega el autobús, ¿vamos juntas?
-Obvio, no puedo dejar a mi nueva amiga sola en un sitio desconocido para ella, lleno de chicos obstinados.
Angie estaba realmente sorprendida, no pensaba que a los ojos de Cris ella fuese atractiva para los chicos.
Cuando se quiso dar cuenta, ya habían llegado a su destino. Y tuvo tan buena suerte que le tocó con Cris en clase, donde se sentaban juntas.
Antes de comenzar la clase, empezó a escuchar mucho jaleo al otro lado de la puerta. Acto seguido vio entrar a un apuesto muchacho, cuyo cabello negro azabache le caía a ambos lados de la cara resaltando más esos profundos ojos grises; rodeado de chicas muy entusiasmadas por estar cerca de él.
Justo cuando Cris le estaba contando a Angie que ese era Jake el chico popular de el instituto, sus miradas se encontraron y no pudo evitar estremecerse.