Broken [ Rubius au]

II

Lunes 3:17 p.m

—Okey, primero que nada debemos encontrar a Staxx—Sky anunció una vez que estábamos fuera del aeropuerto.

—¿Ese es su nombre?

—No lo creo.—Mi mejor amiga apenas me prestaba atención por estar buscando desesperadamente al chico.

—¿Y cómo lo conoces?

—Tengo contactos.—Se encogió de hombros restándole importancia.

—Sky, ya no estoy tan convencida acerca de si esto funcionará.—Mire a mi alrededor nerviosa, sentía como si todos supieran sobre lo que haríamos.

—Alexis, todo mundo lo hace. No es la gran cosa.

Me quedé en silencio pensando en aquello mientras la castaña y yo caminábamos por la calle donde usualmente tomas un taxi o simplemente esperas a que alguien te recoja.

—¡Ahí está!—Mi mejor amiga apuntó al chico y agito su mano para intentar llamar su atención.

Él le devolvió el saludo junto con una sonrisa muy agradable -todo lo contrario a lo que yo me imaginaba- y corrió hacía nuestro lugar.

Cuando finalmente estaba frente a nosotras explicándole un par de cosas a Sky que yo no lograba entender, vi que parecía ser un chico muy animado -un poco hiperactivo incluso- y al parecer también proveniente de España.

—Bueno, espero que les sirvan—Sonrío una vez que había terminado de hablar con Sky—. Pásenla bien.

Staxx ya se había alejado de nosotras cuando la ojiverde me entregó de forma discreta la tarjeta.

—Escucha, esto va a funcionar. Tú no te preocupes que yo lo he hecho cientos de veces y no ha pasado nada. Además estamos en Miami, todos lo hacen.—Dijo en voz baja.

—Te odio.—Respondí dándome por vencida, ya no había nada que pudiera hacer.

—Bien, ahora vamos. Mi padre nos consiguió un penthouse en este lugar—Apuntó a la dirección escrita en el papel arrugado que había guardado en su bolsillo trasero—, y no estoy muy segura de donde es.

Hice una mueca no muy convencida, pero me encontraba demasiado cansada como para empezar a darle más vueltas a la situación.

—Solo toma un taxi y dale la dirección.

—En eso estoy, jefa.—Contestó Sky haciéndome rodar los ojos. En serio que no sabía cómo hacía para siempre tener energías.

Después de un rato buscando un taxi que no nos ignorara por completo, la castaña consiguió un transporte que nos llevaría a cambio de que le enseñara el busto. No era como que hubiera una gran variedad de opciones, así que aceptó.

Al terminar el pequeño recorrido llegamos a un buen hotel.

O eso dijo Sky, porque para mí era más que bueno, era enorme y lujoso.

Un joven se encargó de subir nuestras maletas al penthouse en cuanto nos registramos y Allison -tenía una tarjeta con su nombre- nos dio un recorrido por el lugar -era inmenso-, para terminar en el lugar donde podríamos disfrutar de nuestra estancia estas semanas.

Allison se ofreció a darnos un trato especial después de habernos encerrado a las tres en la habitación. Sky y yo nos miramos por un momento y reímos rechazando amablemente la propuesta, ya que probablemente pensaba que éramos una pareja lesbiana.