Capítulo dieciséis

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Capítulo dieciséis

La bebé sigue con su llanto y aunque la meso suavemente en mis brazos no deja de llorar, miro como mi mamá se queda callada sin decirme que hacer, hasta que un fuerte grito producido por la pequeña la sobresalta haciendo que la tome de mis brazos y ella cheque su pequeño cuerpo descartando todas las opciones. Veo como frunce su frente haciendo que me preocupe por ese pequeño bodoque que antes tenía conmigo.

─Noa, la bebé está sucia necesita que le cambiemos el pañal o enfermará.

Asiento y comienzo a caminar fuera de ese inmundo sitio para buscar una farmacia cerca, cuando la veo le digo a mamá que vayamos ahí para obtener lo necesario. No hablo en el trayecto porque no necesito hacerlo, pero si pienso y medito que hacer respecto a la bebé; es bella y está muy pequeña quiero que esté conmigo.

Cuando tenemos todo lo necesario para alimentarla y cambiarla nos dirigimos al coche de mamá para cambiarla. Ella la cambia y yo observo; cuando Priscila era pequeña yo siempre ayude en todo el proceso de cuidarla para que no se metiera en problemas y ayudar a criarla, siempre estaba cerca hasta que ella se alejó cada vez más de mí. Me privó de su vida y yo poco a poco lo hice de la mía luego de lo sucedido.

Es tan pequeña y frágil que me da miedo apretar de más su manita para no lastimarla.

─ ¿Qué planeas hacer Noa? ─escucho la voz de mamá y me salgo de mis pensamientos ─No la puedes dejar aquí y no puedes solo hacerla tuya porque sí.

Frunzo el ceño pensando en lo que dice dando me cuenta de que es verdad, tengo que reportarla con las autoridades.

─Ya es tarde, hoy se quedará conmigo mañana veremos que va a suceder con ella, conmigo ─contesto tomando a la bebé para alzarla y ponerla frente a mí mientras la balanceo un poco causando que haga una cara chistosa.

Definitivamente la quiero conmigo.

─Bien, aunque no creo que sea buena idea que te la lleves.

─Aun así me la llevaré.

Mamá estaciona el coche en la entrada de la casa en donde me encuentro viviendo con Abraham, no dice nada así que abro la puerta del coche y salgo con precaución para no lastimar a la bebé, una vez afuera cierro la puerta y me dirigió hacia la entrada de la casa abriendo la puerta, entro y cuando giro veo a mamá con las cosas que había comprado antes de que la encontrara.

Ella pasa y yo cierro la puerta cuando todo se encuentra dentro de la casa, le pido que la sostenga por un momento diciéndole que necesito llamar a Abraham y decirle lo que sucede. Llamo en varias ocasiones sin lograr respuesta de él, así que dejo de intentarlo y me dirijo a la cocina para preparar la comida.

─Parece que no tienes problemas en eso de atender una casa ─escucho a mamá decir mientras yo termino de lavar las verduras para después picarlas.

─No es tan complicado mamá ─ respondo sentándome en una silla alta ─, además Abraham no es tan desordenado y me ayuda con muchas cosas. Me apoya y yo a él.

─Ya veo.

Planeo preguntar cómo fue su mañana, pero escucho el motor de un coche apagarse y sé que se trata de Abraham.

─ ¿Qué le dirás a él sobre la niña? ─pregunta mamá, la miro confundida por la pregunta que acaba de hacer.

─Pues la verdad mamá, no tengo por qué mentirle.

Escucho la puerta cerrarse y su inconfundible grito de llegada, niego con la cabeza y grito para avisarle donde me encuentro. No tarda mucho en llegar y cuando por fin se encuentra dentro de la cocina nota a mamá, la saluda y luego se acerca a mi dándome un beso en la frente.

Cuando a mi vida llegó ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora