agonía.

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Mi noche eterna

se ha oscurecido

y ya solo quiero morir en silencio;

el viento frío

de las tardes bañadas en lágrimas

quiere arrastrame otra vez

a aquel paraje

donde es el silencio

un trueno que ensordece

los oídos heridos

por todo lo que me dice mi mente;

es un lugar grisáceo,

acompañado de un viento de acero

que quiere empujarme

cuando camino al borde de la carretera

y me arrastra a las profundidades del lago

cuando yo solo nado;

es aquello,

que me acaricia con sus lenguas frías

y me lleva suavemente

a aquel infierno que sufro en silencio

y que,

un día no muy lejano,

me absorberá.

Y me hará olvidar.

Versos de alguien rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora