Autismo: ¿Sólo un término?Asperger: ¿Sólo un apellido?

La apuesta

Era un día bastante aburrido, faltó la profesora de biología y yo estaba deambulando por allí esperando la siguiente clase; hasta que veo a Carlos sentado en un pasillo hablando con... ¿Daniel? Admito que no lo conozco bien y no tengo idea de por qué está con Carlos, ni se llevan bien -no por lo que sé- así que me dirijo hacia ellos y me siento:

-¿Y tu novia, Carlos?  Si estás tan aburrido búscala-dice Daniel en un tono serio-.

-Debe estar aún en su paquete -me incluyo en la conversación, viendo a Daniel-. Creo que no le llegará nunca, el servicio no es a domicilio -me vuelvo hacia Carlos-. Deberías buscar una, te hace falta.

-Muy gracioso, como si supieras algo de eso -el tono de Carlos es bastante cínico-. No deberías ir a... no sé, ¿conquistar el mundo? Vete con Yetzary, ya que ella es tu mundo; yo siempre he dicho que no tendré novia hasta que esté en la universidad y sea algo estable, no quiero volverme loco entre ella y los estudios -la plática siguió, pero no entendí más de eso, probablemente porque ya lo había escuchado cuando empezamos a hablar y en un par de ocasiones-. Y tú ahí todo bobo con Yetzary -continuó-. Ah, mira, hablando de la reina -señaló a Yetzary, quien se sentó a unos 2 metros de nosotros-.

-¿Esa es tu novia? -dice Daniel, levantando ambas cejas con gesto de sorpresa-.

-Quisiera -le contesta Carlos. No es que sea mentira, pero en realidad sólo me fijo en ella; al conocerla me emocioné mucho por el simple hecho de que había oportunidad-. Deberías ir con ella, a ver si te pela una teta -dice indiscretamente.

¡Baja el tono! -le digo al oído. Al parecer ella no escuchó, cosa que me tranquiliza. 

-Apuesto a que no le hablará -masculla Daniel.

Inmediatamente me levanto y me dirijo hacia ella. Estamos a unos 2 metros de Carlos y Daniel -nos observan sorprendidos-. Mi expresión es neutral y la de Yetzary... Levemente alegre. No suele tener este gesto, así que la veo con curiosidad.

-Hey -empieza la conversación-. Ven, siéntate conmigo. ¿Cómo has estado?

-Bien. Asumo por tu sonrisa que tú igual. ¿Se puede saber cuál es la razón de esa bella expresión?

-Debes haberlo notarlo, creo que mi vida mejora un poco cada día.

-Para mí el motivo de tu felicidad podrían ser tus notas, un chocolate que te regalaron, cualquier cosa. ¿Qué mejorado? -arqueo una ceja-. ¿Llegaste al Nirvana?

-Me siento mejor conmigo misma -suspira-. Y peor a la vez, pero es mayor la satisfacción. Me siento ligeramente peor porque recuerdo que antes quería simplemente dejar de existir, no quería hablarle a nadie, era muy tímida y -hace una ligera pausa. Empieza a respirar como a punto de no aguantar más el llanto-... siempre me sentí rechazada. Pero ahora me veo como todos los demás, como siempre quise ser, relativamente social, y ahora hay gente que por lo menos me habla, a diferencia de antes -veo como cae la primera lágrima-. Eso me hace sentir mejor, aunque recuerdo cómo eran las cosas antes y me doy lástima.

-No trates de ser como los demás, sé tú misma. -la miré a la cara, la cual tenía dirección al suelo- ¿Sabes que eres? Para la mayoría eres sólo una chica más, alguien que verán de lunes a jueves, alguien que viene y ocupa espacio; para el cristianismo eres una hija del Señor. Para mí... bueno... yo creo que tú eres... un compuesto químico.

-No lo había visto así... No había pensado que soy un compuesto químico. Mirándolo de esa manera... no sé si me aguaste el día -ríe un poco-.

-¿Usarías zapatos a pesar de carecer de pies? -arqueo una ceja-.

-Um... No, supongo. Aunque tampoco quisiera ensuciarme o andar con mis tobillos por ahí de esa manera -frunce el ceño-.

-Y por eso usas sostén -contesto en seco. Su cara lo dice todo: no se esperaba eso de mí. Tenía rato observando sus senos, y ella era consciente; quizá no creyó que le diría eso. "Lo siento, no soy bueno halagando" -pienso dentro de mí, y es que, soy pésimo en cosas como halagos y humor-. No debí decir eso, supongo.