Hacer leña del árbol caído (o no)

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Haciendo fríamente un análisis de la situación, esta era ridícula. con una camiseta y una toalla haciendo de pareo, descalzo y con un puñado de cuerdas mojadas en la mano, en casa de una compañera de trabajo con la que apenas había hablado antes y con su secreto descubierto.

- Uf, con la humedad que hay me parece que a tu ropa le va a costar secarse

Lorenzo se sobresaltó con el comentario, al estar absorto en sus pensamientos. Como si encima no tuviera suficiente, encima estaba atrapado para rato.

Suspiró. De perdidos al río.

- ¿Tienes algún sitio dónde pueda dejar las cuerdas para que se sequen?

- Puedo poner el tendedero plegable en el comedor, si te sirve.

Una vez solucionado el problema de las cuerdas se volvió a hacer un incómodo silencio en la sala. Helena miraba disimuladamente las cuerdas, para a continuación mirar de soslayo a Lorenzo.

- Pregunta - dijo finalmente Lorenzo, harto de la extraña energía que se había instalado en la sala de estar.

- ¿Yo? No, si no tengo preguntas.

- Se te ve en la cara. Y además, no dejas de mirar las cuerdas y echarme miradas de reojo. Así que bueno, pregunta y quédate tranquila.

- Hmmm... ¿porqué llevas cuerdas al trabajo?

La pregunta, realmente era la esperada. Pero aún así al intentar dar una explicación ninguna frase adecuada salió de la boca de Lorenzo. El interrogatorio tan directo le había vuelto a recordar la realidad de la situación y lo único que pudo hacer fue apoyar la cabeza en sus manos.

- Es un poco... difícil de explicar, sobre todo para alguien que no sabe nada del BDSM.

- Bueno, cambio mi pregunta. ¿Qué es el BDSM? Que ya imagino que va a ser largo de contar, pero sigue lloviendo y tu ropa va a estar empapada unas cuantas horas.

Lorenzo suspiró.

- Son las siglas de Bondage, Dominación, Sumisión y Masoquismo. Hacen referencia a diferentes prácticas sexuales. Bondage es todo aquello que tiene que ver con inmobilizar a alguien, por ejemplo con esposas o cuerdas. Además...

-¡Ah eso es lo tuyo! - interrumpió Helena.

Lorenzo hizo caso omiso del comentario.

- Como iba diciendo, además se pueden usar otras cosas específicas para inmobilizar a una persona. Dominación y sumisión, es bastante explicativo; aunque la S también puede ser de sadismo, que se junta con masoquismo; ya sabes... personas que les gusta hacer daño y que se lo hagan.

Helena escuchaba con atención.

- En una persona se pueden combinar varias cosas, hay gente que le gusta sólo una, o sólo algunas prácticas. Y tampoco es un todo o nada, te puede gustar que te azoten con la mano pero no con un látigo. Además está también el hecho que hay personas que te pueden dar confianza para probar algunas cosas que con otras no se te ocurriría.

- Estás muy puesto en el tema, ¿no?

Lorenzo notó como se le subían los colores sin poder evitarlo. Después de esa disertación estaba claro que no era un novato, aunque tampoco cualquier persona va por ahí con un arnés de cuerdas.

- Espera, entonces; ¿te has atado tu mismo las cuerdas? ¿O a tu pareja también le gusta esto y te lo ha mandado?

Las preguntas estaban empezando a tomar una dirección bastante personal. Había abierto la veda para la tanda de preguntas, pero aún así le había pillado de sorpresa.

- Eh..., bueno, las até yo...

- Aha, y..., quiero decir; ¿cuál es la gracia entonces?

- A veces, busco a alguien por Internet. Cuando hace mucho tiempo y se acumula el estrés y... bueno, no es una cosa habitual pero a veces...

- ¿Por internet? Dios, ¡es el método perfecto para que te encuentren en un descampado con un picahielos en la nuca! - exclamó Helena con preocupación.

- No, no, no para quedar. Por chat; hay chats dónde conocer a gente con los mismos gustos; no es lo mismo que en persona pero algo es algo.

- Entonces las parejas que hayan tenido, ¿también les gusta esto? ¿O se meten en situación una vez lo conocen?

- Siempre es más fácil con alguien que ya lo conozca. La gente normal... no siempre se lo toma a bien.

- Oh, ¿has tenido algún....?

- Mi última novia; llevábamos seis meses juntos cuando se lo conté. Después de una semana sin contactarme, me mandó un wassap diciendo que no soportaba verme.

- Vaya imbécil, ¿no?


- Bueno... - Lorenzo desvió la mirada al suelo, de repente incómodo con el tema.

- En fin, con las horas que son, ¿mejor cenamos no? - Helena cambió de tema - ¿Sabes cocinar?

- Un poco, lo suficiente.


Helena solo sonrió.

Bajo la ropaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora