I
—Disculpen, florecitas, pero debo ganarme el corazón de Yeosang— Dijo Jongho tras haber arrancado unas margaritas de su jardín.
Se puso de pie e ingresó a su hogar, llevando con cuidado las flores que cortó anteriormente.
Salió y se dirigió a la casa de su amado vecino, Yeosang, dejando su pequeño regalo en la puerta, para luego regresar a la casa propia.Se mantuvo escondido detrás de la cerca, esperando ansioso por la llegada del chico.
Minutos después, éste hizo su aparición. Antes de abrir la puerta, miró de reojo algo en el suelo.
Sabía de qué se trataba, eran las margaritas que su novio le daba todos los días. Se inclinó hacia ellas y las tomó, dirigiéndolas a su nariz para olerlas mientras sonreía con amplitud y suspiraba, profundamente enamorado.
De repente, un leve grito de su parte se hizo presente tras haber sido asustado por el otro chico, quien lo tomó de la cintura por detrás.
Jongho rió a carcajadas, adoraba darle flores a su novio, pero también disfrutaba causarle sustos. Yeosang, molesto, se dio media vuelta y le dejó un suave golpe en el brazo mientras lo veía con el ceño fruncido.
—Ven, te quito el enojo— Mencionó el más alto, acercándose a él para plantarle un tierno beso en los labios mientras le quitaba la mochila que yacía en sus hombros.
Yeosang, preocupado, se alejó rápidamente de él tras haber recibido el beso. Con paranoia miró en todas direcciones, asegurándose de no haber sido vistos. Regresó la mirada hacia su pareja y le dio otro golpe suave en el brazo.
—Nos pudieron ver, te he dicho que no hagas esto aquí.
Jongho, afligido, bajó la cabeza al ser regañado por el más bajo.
—Perdón, te prometo que no lo volveré a hacer...— Le dijo mientras alzaba la mirada, manteniendo un puchero en el rostro.
El más bajo soltó un resuello al escucharlo.
—Siempre dices eso...— Le quitó la mochila, echó las margaritas en ella y se la volvió a poner en el hombro.
Se dio media vuelta, abrió la puerta de su casa y entró. Con la puerta entre abierta, miró con tristeza a su novio.
—Lo siento, pero ya sabes cómo son mis padres.
Dicho aquello, cerró la puerta y se dirigió a su habitación, con la mirada nublada por las lágrimas. Abrió uno de sus cajones y sacó una pequeña cajita de él. Era vintage, color blanco y con flores.
Por dentro estaba repleta de margaritas podridas, todas las que su amado le había dado desde que empezaron su relación. No tenía el valor para tirarlas, por lo que prefería guardarlas ahí, sin importar si ya no estaban frescas.
Dejó la mochila a un lado y sacó las flores de ella, para luego guardarlas en la cajita. Aunque esas seguían frescas, no podía exponerse al riesgo de que sus padres las vieran. Después de todo, el patio del vecino estaba lleno de margaritas, por lo que no les sería difícil adivinar de dónde vineron.
Finalmente guardó la caja con cuidado en el fondo de su cajón, sintiendo una gran punzada en el corazón como cada vez que tenía que hacerlo.
Le dolía tener que esconderse y ser duro con Jongho, pero lo mejor era mantenerse en secreto, escondidos como aquella cajita.Yeosang sabía que en algún momento le debería hablar a sus padres de su relación, pero ellos nunca aceptarían que su hijo esté enamorado de un hombre. Por lo tanto, prefería no decirles, al menos hasta tener casa propia y estabilidad económica, por si lo echaban.
Jongho le había ofrecido su hogar si eso llegaba a ocurrir, pero al ser vecino de sus padres, sería bastante incómodo, por lo que su oferta fue rechazada.
De todos modos, ambos estaban ahorrando para comprar una casa e irse de ahí una vez que su relación sea descubierta.II
Jongho, sintiendo una inmensa tristeza por la actitud tan hostil de su novio, regresó a su casa. Comprendía la razón por la que era tan estricto, pero no le parecía justo que fuese tan duro siempre.
Pero, a pesar de sus diferencias, lo amaba. Estaba tan enamorado de él, que no le importaba tener que esconderse, aunque a veces olvidara hacerlo.Infinidad de veces intentó convencer a Yeosang de contarle a sus padres sobre su relación, pero siempre se negaba y terminaban peleando, por lo que dejó de insistir. Para él era más fácil por vivir solo, además sus padres ya sabían de su orientación sexual y lo aceptaban.
Por otro lado, los de Yeosang expresaban su odio a los homosexuales cada vez que podían.Ellos sospechaban que Jongho era "raro", por lo que le impedían acercarse a su hijo, pues "lo contagiaría" y no aceptarían eso. Debido a ello, los amantes procedieron a verse por medio de las cercas de sus patios a cierta hora, asegurándose siempre de que la casa del menor estuviese sola.
Su corazón era muy frágil, pero debía mantenerse fuerte por Yeosang. Era él quien tenía a sus padres en contra, quien debía esconder unas flores tan hermosas como las margaritas, quien vivía con paranoia, ansiedad y miedo por ser descubierto.
El amor y la solidaridad tan grande que sentía por él, lo hacía más fuerte y consciente de lo privilegiado que era al ser aceptado por quienes le dieron la vida.Sin embargo, el dolor seguía presente. Si bien no era la gran cosa en comparación a lo que sentía su amado, era suficiente para hacerlo llorar por largos lapsos de tiempo.
Esa tarde, tras haber regresado a su casa, se dirigió a su habitación y se echó con tristeza a su cama. Las lágrimas caían por su rostro, sus ojos estaban rojos y sus labios hinchados.
Se sentía tan culpable, fue un imbécil al ir hasta la puerta de la casa de su novio para dejarle las flores, además de darle un beso allí, siendo que a esa hora sus padres seguían en casa.
Si los hubiesen atrapado, habría sido su culpa y todo lo que les costó tanto trabajo construir, se habría derrumbado en un segundo.En ocasiones se sentía como un niño pequeño, pero a veces pensaba que sólo era muy estúpido. Se sentía tan culpable por seguir exponiéndose y a su novio también, cuando éste ha sido muy claro con las "instrucciones" que deben seguir si no quieren ser descubiertos.
Es cierto que siempre prometía que sería cuidadoso, pero lo terminaba ignorando, así como sucedió esa tarde. Temía que su imprudencia causara la ruptura de su relación, pero le era inevitable acercarse a su pareja. Necesitaba tenerlo cerca, extrañaba sus brazos y sus besos, pero debía mantenerse al margen.
Desde que se enamoró de Yeosang, su mayor objetivo fue ser feliz a su lado, y se esforzaría por lograrlo, sin importar cuán difícil sea o cuánto tiempo tome.
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⚘ Rotten Daisies - Jongsang
FanfictionYeosang guarda las margaritas que Jongho le regala hasta que se pudren. 11/04/2020