Con las puertas cerradas

1

Esta historia fue dividida en partes para permitir analizar y comentar por partes... 

****

CON LAS PUERTAS CERRADAS

“Vivir dentro del armario”

El Caso de William

Todas las personas tienen un pasado el cual desean con todo su corazón escapar y abandonar aquello que en un futuro le torturaría hasta no poder más; tan sólo se debe olvidar.

Nunca se puede escapar.

Siempre el pasado volverá.

Esas dos cosas eran lo que más temía desde mi infancia; ser víctima de algún tipo de abuso, una escena desgarradora o algún trauma no puede ser peor que quien ayude o hace algún mal que termina con una tragedia.

Todo había cambiado en mi ciudad natal; las calles, las tiendas, las personas… incluso los niños con los que jugaba ahora eran los padres que cuidaban de los propios infantes. Ya nada era igual… nada.

Al caminar con mi postura impenetrable tan necesaria para no romper el llanto al pasar por mi antigua escuela, escuché algunos saludos por personas que quizás en otro tiempo hablé y conocí pero ahora sólo eran nadie. Tan sólo necesitaba llegar a mi antigua casa para olvidarme de todo… incluso de recordar.

—Amanda —escuché hablar a un hombre a mis espaldas pero no me voltee porque a pesar de los años yo sabía la identidad de aquella voz.

1…2…3… Esos eran los pasos que di antes de ser obligada a voltear por un fuerte jalón para dar la cara a mis problemas que tanto me aterraban y que insistía en olvidar o alejarme.

—No te conozco, suéltame o gritaré —dije con una voz serena y fastidiada.

—Eres tú Amanda. Lo sabía —al voltear ver a mi antiguo mejor amigo verme de esa forma quise apartarlo e irme pero ¿cómo? Si él me veía con esos ojos tan esperanzados —Sabía que volverías.

—No sé de qué estás hablando —me solté de él y agaché la cabeza para poderme ir. Necesitaba cumplir con mi deber y marcharme.

Al llegar a casa de mis padres toqué el timbre varias veces para que al paso de unos minutos pudiesen abrir la puerta. Mi padre me miró un poco enojado al darse cuenta que era yo, desde aquel suceso se olvidó que era su hija y me trató como una desconocida.

—¿Qué haces aquí? —dijo con el seño fruncido de siempre, al menos eso no había cambiado. Una dulce voz se escuchaba de la cocina y aquel delicioso aroma llegaba hacia donde yo estaba; sabía a quién le pertenecía así que sin esperar una invitación a entrar empujé a mi padre con fuerza y corrí hacia donde estaba mi madre cocinando.

—Mamá —al verla corrí hasta llegar a sus brazos donde podía sentir aquel calor que extrañé.

“Regresar a los orígenes” Así podía ser llamado aquel momento en el que tuve que refugiarme en los brazos de mi madre para aliviar mi dolor interno.